Establecimiento del contexto de reforma: La inclusión como el motor de la reforma La inclusión es la piedra angular de la democracia representativa Muy a menudo vemos los procesos de la democracia en términos de competencia: competencia de ideas, competencia electoral, o políticas que compiten entre sí. En sus raíces, la democracia no es una competencia, sino un sistema de reconciliación o acuerdos que nos permite contribuir al progreso de nuestras instituciones y la manera en que interactúan con nosotros(as), a pesar de las distintas perspectivas de cada uno. Cuando se elige a un(a) representante democrático(a), el cargo que ocupa el/la representante es más importante y más duradero que el individuo que ocupa el cargo. Se supone que él o ella representan las aspiraciones de cada votante. Desafortunadamente, los extremos de la competencia en las elecciones a menudo distorsionan la naturaleza de la democracia representativa. En ocasiones, las y los votantes no aceptan a la persona seleccionada, o la persona elegida toma medidas punitivas o muestra preferencia por un grupo sobre los demás. Estos comportamientos debilitan los fundamentos de los sistemas democráticos. Los partidos políticos pueden crear e implementar prácticas dentro de la organización que garanticen que nadie sienta que ha perdido, sino más bien, que todos(as) han contribuido a una dirección colectiva y compartida. La creación de esta cultura interna a menudo lleva tiempo y requiere de habilidades de escucha activa y la voluntad de buscar acuerdos. Al hacerlo, las y los miembros activos se sienten valiosos(as) y aprecian el espacio que se les brinda para participar. Es más probable que asuman roles constructivos para apoyar y construir el partido si creen que su perspectiva y esfuerzo tienen valor. Crear un tono colaborativo e inclusivo requiere que todos entiendan y acepten las reglas, las cuales deben seguirse y permitir que se hagan cambios cuando sea necesario. En un partido democrático, las reglas deben aplicarse por igual en todo momento. Si parece que las reglas no se aplican a algunas personas, los demás podrían resentirlo, y el resentimiento conduce a la ira y la división; produce un comportamiento que distrae del trabajo real de los partidos políticos.
Los beneficios de la consulta Muchos partidos políticos les dan a las y los miembros cierto acceso a los procesos de formulación de políticas. Si los partidos confían en las y los miembros y activistas para promover el partido y la campaña durante las elecciones, deben darles algo a cambio: participación en las decisiones del partido. Es más probable que las personas que han invertido tiempo y capacidad intelectual para darle forma a alguna política, inviertan en el éxito de esa política, si no es que en todo el partido. En última instancia, el desarrollo de políticas es el producto del esfuerzo humano. No podemos saberlo todo, así que involucrar a las partes interesadas y las comunidades de expertos en la deliberación de políticas puede hacer que estas sean herramientas más eficientes y prácticas. La consulta puede resaltar consecuencias inesperadas que son fáciles de evitar con adaptaciones menores. La inclusión también permite a los encargados de formular las políticas sondear las opiniones de la comunidad, a fin de entender la manera en la que la ciudadanía reaccionará a las diferentes iniciativas. Con mucha frecuencia, la falta de voluntad política para implementar políticas complicadas impide que se avance con las reformas. Si los 64