opositores del partido. En última instancia, la democracia interna dentro de los partidos políticos no es un mecanismo de arriba hacia abajo ni una profecía autocumplida, sino que requiere de esfuerzos constantes, conversaciones y compromiso por parte de todos los activistas.
Cómo lograr la aceptación de la ciudadanía en la toma de decisiones difíciles Carlo Binda En 1991, mi partido fue elegido para el gobierno de la provincia canadiense de Saskatchewan. En esa época yo era activista y líder dentro del ala juvenil, y pronto me uniría a la oficina del primer ministro. Como partido socialdemócrata, hicimos campaña en las elecciones para expandir el gasto social y arreglar la negligencia pública del gobierno anterior, pero pronto nos dimos cuenta de que no teníamos margen fiscal para maniobrar. Durante diez años, el gobierno conservador anterior gastó más de lo que la provincia recibió como ingresos. Sus déficits operativos anuales ocasionaron una deuda significativa que nuestro gobierno tuvo problemas para pagar. Con el fin de pagar nuestra deuda, tuvimos que pedir dinero prestado a bancos internacionales, inversionistas y compañías de bonos, pero debido al tamaño de la deuda en relación con nuestros ingresos, muchos pensaron que no podríamos pagar los bonos al vencimiento y la prima de riesgo de nuestros préstamos se estaba volviendo insostenible, a tal grado, que nuestro jefe de gobierno, el primer ministro de Saskatchewan, y su ministro de finanzas, hablaron de la posibilidad de disolver el gobierno provincial y entregarle todo al gobierno federal. Sin embargo, como decía mi jefe, el primer ministro de Saskatchewan, en un discurso tras otro, “no nos eligieron para declararnos en quiebra”. Nuestras opciones eran pésimas: 1. Reducir el gasto, aumentar los impuestos y culpar a los conservadores: austeridad por evasión y sin esperanza. 2. Continuar pidiendo préstamos y financiamiento, incluso cuando las tasas de interés aumentaron en nuestros frágiles bonos y las compañías de calificación crediticia elevaron nuestro perfil de riesgo (lo que nos otorgaba el estatus de bonos basura como calificación crediticia). 3. Declararse en quiebra y entregarle las llaves de la provincia al gobierno federal. 4. Presentarle al pueblo un plan de austeridad que ofreciera esperanza. Por supuesto, elegimos la última opción. El liderazgo real dio un paso al frente durante ese difícil periodo, particularmente cuando se trató de la comunicación. Para abordar nuestra grave situación, la dirigencia de nuestro partido adoptó el lema “Haremos lo correcto incluso si eso significa nuestra derrota en las próximas elecciones” (por cierto, ganamos las siguientes elecciones con un número más alto de mandatos legislativos). Las principales acciones clave fueron las siguientes: 1. Guiamos con ejemplo: disminuimos el tamaño del gabinete y redujimos los salarios de todos los ministros, incluyendo la eliminación de una generosa pensión para los miembros elegidos. La verdad es que estos recortes solo ascendían a una cantidad minúscula de dinero, pero fue simbólico: todos estamos juntos en esto. 70