Caminos hacia la transformación Es preciso recordar que los casos estudiados tienen varios elementos en común: por un lado, la presencia de comunidades en áreas de conservación ambiental; por otro lado, que estas comunidades han ejercido presión sobre los ecosistemas con la expectativa de acceder a la tierra y así paliar la alta concentración de la propiedad en las áreas circundantes a sus procesos de poblamiento. Debido a esto, una medida fundamental de transformación de los conflictos es garantizar el derecho al acceso a la tierra, sin perder de vista el estado de vulnerabilidad y marginalidad en el que las comunidades campesinas y los grupos étnicos se han encontrado a lo largo de la historia. Dicha problemática fue identificada desde 1949 cuando Lauchlin Currie lideró la primera misión del Banco Mundial en Colombia, desde ese momento se reconoció a la reforma agraria como un factor modernizador y estabilizador a nivel geopolítico. Este tema fue de gran interés en el contexto de la Alianza para el Progreso, que se configuró como una respuesta al triunfo de la Revolución cubana. Con todo, las élites regionales lograron establecer una contrarreforma agraria a favor de sus intereses, que perpetuaba los conflictos por la tierra. En síntesis, es necesario resaltar que las instituciones agrarias están en cabeza solamente de la rama ejecutiva y no existe una jurisdicción agraria que permita abordar de manera compleja estos conflictos, con miras a garantizar de forma efectiva los derechos de las comunidades.
Sobre el abordaje de los casos Cada uno de los casos evidencia que no hay una única forma de abordar el conflicto, sino que hay múltiples maneras de buscar la resolución o transformación de las problemáticas sociales: desde los mecanismos blandos, dialógicos y relacionales, hasta los mecanismos formales. Igualmente, aunque se han implementado varias formas de gestionar el conflicto, unas han sido más efectivas que otras. Además, es pertinente mencionar que en algunos casos la intervención de terceros, como la iglesia, fue efectiva, pese a todas las contradicciones de intereses y posiciones que pudieran implicar. Este tipo de abordajes favorecieron el desescalamiento de los conflictos y evitaron la aparición de la violencia como opción de gestión; puesto que en esos casos las partes requerían la presencia de otros actores que generaran confianza y garantías para el encuentro. Aún así, una vez desaparecieron esos actores, su papel no fue suplido con suficiencia. Por un lado, es importante resaltar que el papel del Estado en la ejecución de sus abordajes no siempre ha sido asertivo e, incluso, ha sido promotor de los conflictos. Ciertamente, se han empleado múltiples mecanismos estatales tanto de solución como de gestión, pero han sido intermitentes en la historia,
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CAPITULO 5
Conclusiones