El cuerpo, principal instrumento de expresión danzaria, debe ser preparado física y mentalmente de manera consciente y programada.
1. DANZA, CUERPO Y EDUCACIÓN “A través de su corporeidad el hombre hace que el mundo sea la medida de su experiencia, lo transforma en un tejido familiar y coherente, disponible para su acción y permeable a su comprensión. (Lebreton, 2002, p. 8).
L
a educación corporal involucra un acervo de saberes, conocimientos y prácticas relacionadas con las acciones motoras de los seres humanos que, al impregnársele una intensidad formativa, determina no solo el tipo de actividad corporal vivenciada, sino la calidad de las mismas, a partir de las producciones motoras que el niño, joven o adulto entabla en una relación integral en la que la mente y el cuerpo son considerados como una unidad que se complementa. Por ello la forma como se emprenden los procesos formativos es un factor determinante al momento de evidenciar la calidad de los mismos, porque son determinantes en el cumplimiento de los propósitos que conllevan a la generación de seres humanos inmersos en un desarrollo corporal integral encauzado al logro de una mejora calidad de vida. El abordadaje del concepto “cuerpo”, como tal, es tan variado como las visiones del mundo que existen; sin embargo, ha cobrado una importancia relevante, tanto que desde disciplinas como la Antropología, la Sociología o la Lingüística se asume, ya que permite ampliar el espectro de visiones relacionados con otros aspectos críticos en las relaciones sociales, tales como las relaciones de poder, la influencia de los medios masivos de comunicación y, sobre todo, los parámetros sobre los cuales se cimientan las directrices y políticas de cada sistemas de gobierno.