Pat r i m o n i o , A rc h i vo e I n v e s t i g ac i ó n S o c i a l
nosotros y el mundo que nos rodea, pero también contienen imágenes de un momento y espacio concretos, que pueden ser motor de conocimiento acerca de diversos procesos sociales. De ahí su importancia para la investigación social, según nuestro punto de vista, más allá de que lo sea también para la historia del arte o de la fotografía.
IMÁGENES Y CONOCIMIENTO DISTINCIÓN DE BASE: DOS ASPECTOS DEL DOCUMENTO FOTOGRÁFICO Y AUDIOVISUAL SEGÚN PROCEDENCIA Así como tantos oficios, todo empieza en el ámbito familiar o casero y de manera más bien amateur. Por una parte, capturamos fotografías y tomas audiovisuales (antes en cine —sólo accesible a unos cuantos—, hoy en video —accesible para muchos más—) que de entrada quizá únicamente son para nosotros mismos y, por otra, convivimos con fotografías tomadas por otros, unas heredadas y otras, producto de prácticas de registro, como las fotografías para credencial o las que nos tomó el fotógrafo en el parque con su cámara Polaroid. Con el tiempo, algunas de ellas se vuelven de interés para otros y entonces será necesario preservarlas más allá de nuestros estantes domésticos, álbumes familiares y cajas de zapatos, donde era tradicional guardarlas antes del imperio digital. Las motivaciones para tomarlas y guardarlas son diversas, pero habrá que preguntarse: ¿Qué podemos aprender a partir de lo que nosotros mismos capturamos y a partir de lo que capturan otros? Un registro fotográfico o audiovisual capturado por nosotros mismos cuenta de entrada con toda la información básica de identificación, más algunos datos complementarios; es decir, tenemos el abc de la misma: quién registró a quién, cuándo, dónde, cómo y por qué. Por ello, resulta mucho más sencillo abordar un documento generado por nosotros mismos que aquél que localizamos en archivos públicos, colecciones particulares, álbumes familiares, entre otros. En este caso, el primer gran reto consiste en esa identificación básica que no siempre podemos lograr: quién capturó la imagen o la toma, cuándo y dónde lo hizo, quiénes aparecen en el registro y, más difícil todavía, cómo hizo la toma y por qué motivos. Sigamos entonces con esta distinción, que es clave para el tratamiento de este tipo de documentos desde la investigación, hasta la catalogación, en el marco de todo proceso de archivación.
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