Pasión y Glorias Estepa 2018
Mis vivencias cofrades en Estepa Conocí las entrañas de vuestra Semana Santa, a finales de los años noventa, con motivo de mi dirección editorial de las publicaciones, dedicadas a las cronologías de los nazarenos, crucificados y misterios de Sevilla. Desde ese momento, descubrí, que los sentimientos del cofrade estepeño hacia la celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor, eran tremendamente sólidos. Fruto de esa etapa, conocí a considerables y cualificados cofrades de la localidad, haciéndoseme llegar en el año de 2011, el ofrecimiento de pregonar oficialmente la Semana Santa de Estepa. Para mí, esa experiencia fue un reto, una íntima satisfacción, fue una motivación de no decepcionar en quienes en mí depositaron tanta confianza, fue un acto de compromiso hacia una localidad querida y admirada, hacia unos entrañables cofrades y hermanos. Siempre he defendido, que cofrades cualificados y comprometidos los hay en todos los lugares, y en Estepa, os aseguro que lo atestigüe de sobras.
Comprobé con creces la autenticidad de aquel dicho que pronuncio hace años una superiora que estuvo destinada en el convento de las Hermanas de la Cruz, cuando expresó, que, Estepa vivía tres meses para los mantecados y nueve para los santos. He de reconocer y lo hago sin ningún tipo de reservas, que me sobrepaso la devoción profesada a las imágenes titulares, la calidad artística, el acervo histórico y el grado de implicación que tiene el pueblo estepeño por y para su Semana Santa, me sobrepaso la calidad de los pasos procesionales, de los cultos, de los actos, las convivencias. La Semana Santa de Estepa es un tesoro oculto. La Semana Santa de Estepa, es singular, es sobria, aun mantiene reminiscencias de la Semana Santa castellana, tiene la peculiaridad en tres de sus hermandades las cuales realizan con suma compostura y sobriedad sus estaciones de penitencia, hermandades que han sabido marcar a lo largo de los años su impronta, y su huella.
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Después del descubrimiento, siempre quise imaginar la ciudad como escenario de la devoción popular, con Cristo y su bendita madre caminando por esas calles y plazas, debe ser la esencia de la sublimidad. Han sido vitales los últimos cincuenta años, donde se ha derrochado mucho trabajo por la Semana Santa estepeña, trabajo el cual, tiene el honor y el orgullo de recoger y el compromiso de mantener las actuales generaciones. Desde siempre he defendido el proverbio y siempre intento llevarlo a buen puerto, que una hermandad, (en este caso todas las hermandades de la localidad) siempre serán lo que quieran el esfuerzo de sus propios hermanos, y por ende, así se enriquece histórica, artística y antropológicamente vuestra Semana Santa. Un ruego, siempre lo he recalcado, que la Semana Santa estepeña no pierda jamas su propia identidad, que no se mire en exceso en los espejos