El socialismo autóctono y la ofensiva revolucionaria El debate fue el preludio del abandono de los medios de planificación y control centrales, lo que unido al rechazo a la contabilidad, la inspección financiera y los estímulos materiales, llevaron al mínimo posible las relaciones monetario-mercantiles. Al mismo tiempo, se menospreciaban los costos y disminuían en forma sensible el aparato burocrático del estado por ejemplo el Banco Nacional fue absorbido por el Ministerio de Hacienda en diciembre de 1965-, 323 cuyas instituciones competían por operar con el menor número de trabajadores posibles y ocupar los edificios más pequeños, mientras eran relegadas las carreras universitarias que proporcionaban personal especializado a estas instituciones, como las de contador público y derecho. En ese camino, un papel importante correspondió al XII Congreso de la CTC, celebrado en agosto de 1966, que acordó dar mayor peso a las asambleas de producción y a la participación de los obreros en ellas; aunque reduciendo el papel de los sindicatos a una simple extensión del Partido para educar y movilizar a la clase trabajadora, desvalorizando su lugar como contrapartida de las administraciones. A la vez, se anulaban los estímulos económicos y se ponía el énfasis en el apoyo a la producción agropecuaria, sustituyéndose en la práctica el aparato sindical por el Movimiento de Avanzada. En ese propio cónclave, el curtido líder obrero Lázaro Peña fue remplazado al frente de propia CTC-R, que dirigía desde noviembre de 1961, primero por Miguel Martín y luego por Héctor Ramos Latour. Para un conocido líder sindical de la época: “En ese contexto nació la filosofía de que los Sindicatos eran producto del capitalismo y, por lo tanto, no hacían falta en el socialismo. Se llegó a afirmar su obsolescencia. Por eso, un día comenzaron a desaparecer los sindicatos.”324 Algo parecido sucedió con otras organizaciones de masas como la FEU y la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), cuyas principales actividades fueron asumidas por la UJC. Por añadidura, fueron suprimidas las primas, el pago de horas extraordinarias y abolidos los impuestos, declarándose gratuitos los teléfonos públicos, espectáculos deportivos y las guarderías infantiles, disminuyéndose el precio del transporte urbano y eliminando los alquileres En Cronología de la Revolución Cubana II, 1959-1965, op. cit., p.287. Roberto Veiga Menéndez: “Tenemos que dejar constancia de lo sucedido”, loc. cit., p. 48. Más adelante el propio Veiga, quien años posteriores también estaría al frente de la propia central obrera agrega: “En un Departamento del Comité Central del PCC, que contó con la entusiasta colaboración del Secretario General de la CTC de entonces, surgieron comentarios de que se entregaría el edificio de la CTC a la Universidad y que se suprimiría el pago de la cuota sindical.” 323 324
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