Para Darushenko, la importancia táctica de este nombre para la unión de las fuerzas antidictatoriales y obtener la neutralidad del gobierno de Estados Unidos estaba clara: “Con la postulación de Manuel Urrutia para el cargo de Presidente, la burguesía obtuvo alguna garantía en cuanto a la posibilidad de que la revolución se desarrollara sin que implicara un peligro para sus intereses. Esto mismo pudiera decirse en relación con el imperialismo norteamericano.” 130 Sin embargo, el nombre del futuro presidente, propuesto por el M-26-7, fue vetado por el Directorio, que entendía que el presidente provisorio debía tener un mayor aval de lucha contra la tiranía y Urrutia había jurado los estatutos constitucionales de Batista.131 El auge guerrillero y la política de Estados Unidos A principios de 1958 el Ejército Rebelde, cuyo número seguía incrementándose con la incorporación de miembros del M-26-7 y de campesinos de la zona, continuaba sus triunfos en la provincia de Oriente. El 16 de enero se impuso en Veguitas y entre el 16 y 17 de febrero en Pino del Agua, esta última considerada por su envergadura una verdadera batalla, lo que le permitió al Ejército Rebelde consolidar un área liberada en las estribaciones de la Sierra Maestra. 132 En esta zona montañosa se fue organizando una sólida base logística que llegaría a contar hasta con una emisora de radio, inaugurada el 24 de febrero de 1958, 133 mientras se obtenían nuevas victorias como la del combate de Estrada Palma (6 de marzo). Para el historiador cubano Castillo Bernal: “A partir de este momento, las tropas guerrilleras comenzaron a combatir de acuerdo con los principios rectores de la guerra de movimiento, adquiriendo las características de una fuerza semi regular.”134 En marzo de 1958 se crearon la columna número 3 “Mario Muñoz”, comandada por Juan Almeida, destinada a la zona de El Cobre y al asedio de los alrededores de la ciudad de Santiago de Cuba; y la columna 6 “Frank País”, comandada por Raúl Castro, para abrir un nuevo frente en Darushenkov, op. cit., pp. 172-173. Solar, op. cit., p. 65. Para ese autor, el M-26-7 “salió fortalecido del episodio, presentando a su propio candidato para presidir la provisionalidad, estableciendo las condiciones que debían cumplirse a fin de lograr la unidad, determinado los ritmos y el curso de la insurrección [...]; la debilidad del Directorio lo ubicaba a la zaga de los acontecimientos en el enfrentamiento a la dictadura” (p. 66). 132 Consúltese también de Roberto Pérez Rivero: La guerra de liberación nacional, Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 2006, p. 52 y ss. 133 Ricardo Martínez Víctores.: 7RR. la historia de Radio Rebelde, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1978. 134 Castillo Bernal, op. cit., p. 125. 130 131
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