[ ii ] LA JuNTA MiLiTAr dE goBiErNo (1948-1950) y LA ACCiÓN rEPrEsiVA. EL dECrETo LEy dE sEguridAd iNTErior dE LA rEPúBLiCA.- El ingreso del general Odría a Lima se produjo cuatro días después del golpe de Estado. A partir de ese instante (1 de noviembre) quedó establecida la Junta de Gobierno presidida por el sublevado militar. Instado por un periodista del diario La Prensa (5 de noviembre) para que definiera la ideología de su gobierno, el jefe de la Junta respondió que su régimen “(…) no sería de izquierda ni de derecha, sería eminentemente nacionalista; su finalidad se orientará a mejorar la situación de las clases laborales, para lo cual se trazará un plan de efectiva y real justicia social”. Tiempo después, legitimada su administración y como devolviendo el favor al grupo que lo encumbró, designó al mencionado Pedro Beltrán presidente del BCR y dispuso que se eligiera como presidente del Senado a Julio de la Piedra (rico hacendado norteño) y como presidente de la Cámara de Diputados a Juan Manuel Peña Prado (vinculado al círculo de banqueros). Así, la oligarquía del dinero no solo retomaba el control económico, sino, básicamente, el control político, con los grandes dividendos que ello conlleva. Desde el inicio de la Junta, el quehacer político se redujo prácticamente a cero, violándose en forma constante y sistemática las garantías individuales. La violación de domicilios,
la detención y la expulsión de dirigentes políticos (apristas y comunistas sobre todo) fueron las notas características de los primeros tiempos de la Junta. Haya de la Torre, tras un período de ocultamiento, se asiló en la Embajada de Colombia en Lima. Su asilo político duró 63 meses, desde el 3 de enero de 1949 hasta el 5 de abril de 1954. Recordemos que este caso llegó hasta el seno de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en vista de que la Junta se negaba a reconocerle el derecho de asilo diplomático y a otorgarle el respectivo salvoconducto. Solo cuando la opinión continental, tanto conservadora como liberal, y la Conferencia Internacional reunida en Caracas iban a pronunciarse a favor del político peruano, Odría al fin accedió a deportarlo, despojándolo de su ciudadanía peruana (sobre este singular caso en América Latina –anota Eugenio Chang Rodríguez)– se han escrito numerosos libros, ensayos, artículos periodísticos y varias tesis doctorales aquí y en el extranjero). El nivel de represión llegó a su punto máximo cuando a mediados de julio de 1949 apareció el drástico decreto ley denominado “Seguridad Interior de la República”, que, en el fondo, equivalía a hacer permanente y consagrar el estado de suspensión de garantías contra quienes combatieran al Gobierno (dirigido con especial dureza contra el Partido Aprista Peruano). Establecía la pena de destierro, cárcel y aun la de muerte por delitos calificados de “terroristas”; y para ser definidos como tales, bastaba con poseer “armas de fuego, cortantes y punzantes”. Concedía a las
Uno de los hombres
fuertes del Ochenio (y también el más repudiado) fue el ministro de Gobierno, Alejandro Esparza Zañartu. A la sombra del aberrante decreto ley denominado “Seguridad Interior de la República” y con la complacencia del déspota mandatario, Esparza Zañartu persiguió y encarceló y desterró a muchos connacionales. Su caída se produjo en diciembre de 1955, en la foto se le observa al lado de Odría en el estrado del Salón Dorado del Palacio de Gobierno.
[ CAPÍTULO 1 ] PERÍODO 2
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