“superconvivencia”. El jefe aprista hacía una alianza con el dictador militar que lo había desterrado en 1948, antes –como ya se dijo– de mantenerlo cautivo cinco años en la embajada de Colombia en Lima. Cierto es –dice Bourricaud– que los recién casados (Odría y Haya) se habían visto empujados sin remedio el uno en brazos del otro. Pero este matrimonio forzado, afortunadamente, no se concretaría de inmediato.
[ iv ] el Golpe de estado de la JUNta de GoBierNo presidida por el GeNeral ricardo pÉreZ GodoY eN 1962 Y el voceado fraUde electoral.- En las circunstancias anteriormente descritas se hallaba el Perú cuando un pronunciamiento institucional de la Fuerza Armada depuso al presidente Manuel Prado, anuló el proceso electoral y convocó a elecciones para el año siguiente. ¿El autor del nuevo golpe? El general Ricardo Pérez Godoy, entonces comandante general del Ejército y presidente del Comando Conjunto de la Fuerza Armada. ¿La fecha? El miércoles 18 de julio de 1962. ¿La excusa? El fraude cometido a favor del candidato aprista. Realmente, el tema del fraude en el proceso electoral de aquel año fue voceado y denunciado desde semanas atrás por la prensa opositora. El dedo acusador se dirigió a señalar las “irregularidades que enturbian los preparativos de la elección”. Algunos encabezamientos de las secciones políticas de dicha prensa formulaban interrogantes como las siguientes: ¿Se hacen en condiciones normales las inscripciones en el registro electoral? ¿No hacen inscribir los apristas a mineros analfabetos? ¿Se cuenta, en todos los casos, con las garantías necesarias? ¿Es imparcial la actuación del Jurado Nacional de Elecciones? El Comercio, en su edición del 3 de marzo de ese año anunciaba: “Es de notoriedad pública que dos peligrosos delincuentes extranjeros lograron obtener documentos de identidad personales. Junto a estos hechos se ha establecido la ilegalidad de muchas inscripciones en los registros electorales. Jóvenes que no alcanzan la edad ciudadana han recibido de los partidos ´convivientes´ libreta electoral. Y se señala que muchos analfabetos gozan de la facultad de votar”. Dos semanas y media después, el decano volvió a denunciar las irregularidades en tono enérgico: “Está pues viciado el proceso. Hay fraude. Sin embargo hay fe en que el poder electoral depure hasta el máximo sus padrones. De no cumplir con este objetivo que le exige el país, el Jurado Nacional habrá asumido una grave responsabilidad que desde luego le compete solo a sus miembros, pero que en ningún modo incidirá sobre el porvenir político del Perú, cuyo pueblo está decidido a respetar el 10 de junio próximo, contra todo intento oscuro, su voluntad de renovación”. Ante tremenda acusación, el 22 de mayo, el cuestionado Jurado Nacional de Elecciones publicó el siguiente comunicado: “No hemos podido comprobar que haya habido 144
PERÍODO 3
[ CAPÍTULO 1 ]
Arriba: el ex presidente Odría, acompañado por su esposa, doña María Delgado, concurriendo a las elecciones municipales de 1963. Abajo: el recordado y apreciado franciscano italiano padre Iluminato, junto con niños en el arenal de su entrañable “Ciudad de Dios”. Las barriadas empezaban, entonces, a tener una considerable gravitación política. Odría, por ejemplo, fue favorecido con este voto.
inscripciones en masa de menores, ni irregularidades en número apreciable en las inscripciones, ni tampoco que varias libretas electorales hayan sido atribuidas a un mismo elector”. A pesar de su anuncio categórico, el comunicado no satisfizo a un gran sector de la ciudadanía. Cuatro días después de su publicación, la Fuerza Armada, a través de un comunicado de carácter institucional en el que aludía no sentirse “comprometida a reconocer la pureza de una operación a la que no se sentía obligada a dar aval”, solicitaba “que se exigieran también al elector los documentos militares” y que se verificara la “confiabilidad de la tinta indeleble” que debía marcar la mano de cada elector. El Jurado Nacional, en un extenso comunicado fechado el 28 de mayo, aceptó los dos requerimientos. Sin embargo, los rumores de golpe militar eran cada día más insistentes. ¿Tuvo el golpe de Estado de 1962 un matiz especial? A juzgar por su naturaleza (se autodenominó Junta de Gobierno) y por su conducta posterior, puede afirmarse que sí. En efecto, a