Andes en Lima, autorizada para operar en seguros contra incendios, terremotos, erupciones volcánicas y conmociones civiles. Infortunadamente –observa Bardella– hay que reconocer que la mayoría de las empresas de esta época aquí mencionadas, no supieron aprovechar la bonancible etapa por la que atravesaban y no atendieron la sugerencia del Banco Industrial de “prepararse para afrontar la competencia del extranjero, que vendría después, perfeccionando sus productos y tratando de reducir sus costos” Fue así como muchas industrias desaparecieron, mientras que las que sobrevivieron solo lo lograron como resultado de una política proteccionista que, por un lado, perjudicó al consumidor, obligado a adquirir productos caros y de deficiente calidad, y, por otro, afectó a todo el país, en razón de que nuestro sector industrial no pudo competir en los mercados extranjeros y, si lo hizo, fue solo a costa de gravosos subsidios.
Al término de 1943, se fundó la Compañía de Seguros y
Reaseguros El Pacífico, con una amplia cobertura nacional, incluidas pólizas internacionales.
[ Viii ] EL iNCrEMENTo dE Los sECTorEs BANCArio, MoNETArio y BursáTiL.- En términos generales, estos tres rubros fueron, igualmente, partícipes de la recuperación económica y financiera que se operó en el período 1933-1945 y que de una manera u otra, sentó las bases para la ulterior y efímera estabilidad que vivió el país. Por un lado, el movimiento financiero, con una dinámica sorprendente, no solo alcanzó estándares considerables y sostenidos de expansión y capitalización (inclusive en el ámbito nacional), sino que logró una audaz modernización en sus servicios e infraestructura. Aparte de ello, el Perú fue testigo por esa época del nacimiento de algunas entidades bancarias que en los años sucesivos operarían exitosamente. Por otro lado, nuestro signo monetario, que sufrió los rigores de la crisis económica de 1929, mostró una solidez bastante relativa y acorde con los naturales vaivenes y vicisitudes de la contienda internacional iniciada una década después. Finalmente, en cuanto al comportamiento bursátil es oportuno subrayar su peculiar desarrollo en línea ascendente, consecuencia de la confianza y el interés de los inversionistas, tanto nativos cuanto foráneos, en la economía peruana. Veamos a continuación, de modo resumido, cada uno de los tres sectores, describiendo sus notas más saltantes y su entorno histórico. A. La banca Es interesante constatar el afán gubernamental de apoyar e impulsar, por un lado, a los bancos ya existentes y, por otro, fomentar la creación de nuevas entidades financieras dirigidas, primordialmente, a determinados sectores productivos. Pero, simultáneamente, el capital privado se hizo presente en 54
PERÍODO 1
[ CAPÍTULO 2 ]
su intento de consolidar el sistema a través de nuevas líneas de crédito o de inversiones en sectores de reciente creación. Aquí la relación de los principales bancos creados en el período y su accionar financiero. –Banco Industrial del Perú. Empezó a funcionar bajo el auspicio del Estado, a fines de 1936, y se dedicó exclusivamente a estimular la industrialización del país en los campos fabril y manufacturero, contribuyendo al desarrollo de las industrias de esta clase ya establecidas o a la constitución de otras nuevas. No obstante el impacto de la conflagración internacional, las actividades de la flamante entidad no se restringieron y su participación en los préstamos totales del sector de la banca de fomento siguió una curva ascendente, como se verá luego. ¿Cómo y en qué circunstancias ocurrió su génesis? Como bien se sabe, en la Colonia, la economía descansaba principalmente en la actividad extractiva (minería) y carecía casi de elementos que le diesen cierta independencia y estabilidad para afrontar las grandes crisis económicas; posteriormente (siglo XIX) las industrias fabriles fueron muy reducidas en relación con su propia capacidad de producción. Teniendo en cuenta esta seria limitación, tardíamente, en el año 1929, durante la Conferencia Anual Rotaria efectuada en Arequipa, el conocido especialista en asuntos financieros y docente sanmarquino, Ricardo Madueño, lanzó la iniciativa para la formación de una entidad financiera de carácter industrial. La idea fue asumida por Alfredo Herrera, miembro de la Asamblea Constituyente de 1931, quien la convirtió en proyecto de ley promulgado bajo el número 7695. Expedida esta ley, sin embargo, tuvo que pasar un buen tiempo para la apertura definitiva de la institución, el 26 de noviembre del indicado año 1936. El apoyo del gobierno benavidista fue entonces, decisivo y determinante. Su sucesor, el presidente Prado, complementó y amplió el