La lluvia no borra el espíritu del verano las gotas que caen se amotinan contra el piso aplastadas por los que van y vienen los que invaden los charcos los que se salvan del rayo por atender una corazonada los que se quedan mirando el chaparrón que cae, como cae diciembre sobre los hombros con ese peso que varía entre liviano y cargado los que parecen disparados por la tolva bajo el agua bajo el sol bajo las nubes negras los que corren con los pequeños músculos de la cara apretados fuertemente contra el viento los que atraviesan juntos una violenta ráfaga partidos por el clima como se parte la leña con un hacha.
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