NÉSTOR FENOGLIO (1964) Dios de las cosas, oscuro señor de lo innombrable, habita también aquí, en este ser creado para buscarte, en este mendigo que atraviesa la noche cantando, desafiando tu firme consolidación occidental y cristiana, tu toga púrpura y tu presunción de universo. Yo sé que estás impreciso, no formulado, disuelto en la algarabía del caos, ese siempre posible no traducido a la imagen, no consolidado tras la iconoclasta barba benéfica, viril y mansa: demasiado perfecta para lo que verdaderamente sé de ti.
Sé de ti que mueres en los límites de todo como una ola interminable,
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