disertaciones con mi amigo
Ben
guillermo lozano flores
L
a novela primigenia de Isadora Mon-
la hubiera leído entonces? Hombres como la voz ingenua en la más famosa canción de The Police (Roxanne), donde el tipo se enamora de una prosti y la quiere sacar de ese mundo como si hubiera otro; amantes secretos del porno vampírico…ok, sí habría mercado. “El trabajo es la prostitución más vieja del mundo”, parafraseó una amiga por el face. Y, aunque hay mucamos más dignos, hay cada lamesuelas y contramaestre parados de ancas abiertas recibiendo a los trabajadores; ofreciendo o negociando derechos laborales como si fueran favores; y abusando de su autoridad, su falso carisma o su belleza. ¡Qué círculo; qué circo de putos! Por otro lado—”por el lao de atrás”, dice una rola de Mecano—, no creo que una mujer haya pensado de niña que su realización de adulta fuera ser prostituta; aunque mi diosa platónica del
telongo —Las chicas sólo quieren plástico (Planeta, 2012)—, debió llevar una portada más roja que rosa, y una modelo más vampireza dominatrix, de esas que le quitaron el dinero a mi amigo Ben, que modelo de muñequita pop (de esas que en realidad le gustan a mi amigo Ben). Y es que cuando el amor es negocio, todos somos vampiros. Las meretrices regenteadas por el narco usan sus cuerpos como pistola. Así, ¿quién resiste morir? —Tú crees que eres su dueño porque pagas, pero no es así. Ellas son tus dueñas. —le dijo el Pajillas a mi amigo Ben—. Después de que les das todo y te vienes, van por más; y te miran seductoras mientras te retan, te despiden, y pasan a la siguiente fajina; adiós puber idiota. La novela de Isa pudo llamarse Las vampiresas sólo quieren plástico (y toda tu sangre), pero ¿quién
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