Cien años
del Supremo de las letras paraguayas Augusto Roa Bastos 2017 MARCA EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL ESCRITOR MÁS GRANDE DE LAS LETRAS PARAGUAYAS Y CÉLEBRE NOVELISTA DE LA LITERATURA UNIVERSAL. 2017 MARKS THE CENTENNIAL OF THE MAN CONSIDERED TO BE THE GREATEST PARAGUAYAN AUTHOR AND CELEBRATED NOVELIST OF LITERATURE WORLDWIDE.
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ereno, sencillo y humilde, de estatura baja y sabiduría inmensa, auténticamente comprometido con su arte y su postura ética y política. Así lo definen quienes lo conocieron en persona. Augusto Roa Bastos, el escritor que dio voz a un pueblo oprimido, “el compilador de las voces del pueblo”, como él se consideraba. En sus obras buscó crear una simbiosis entre el idioma español y el guaraní, entre el vocabulario culto y el popular. Escribió en todos los géneros literarios: poesía, cuento, teatro, novela, ensayo, y sus obras trascendieron las fronteras de la lengua y han sido traducidas a veinticinco idiomas. Augusto Roa Bastos nació en Asunción el 13 de junio de 1917; hijo de Lucio Roa, de ascendencia española y Lucía Bastos, franco-portuguesa. A los pocos meses de nacido, su familia se mudó a Iturbe, un pueblito del Guairá, a 200 kilómetros de la capital, donde funcionaba un ingenio azucarero donde trabajaba su padre. Allí vivió Roa su temprana infancia, en medio de la realidad del mundo campesino paraguayo, entre el río, el ingenio y la vieja estación de tren, influenciado por la cultura guaraní y por su madre, ávida lectora de Shakespeare, de quien heredó el amor por la lectura. Muchos elementos de su vida, particularmente de su infancia, fueron centrales en su obra, especialmente en los cuentos de El trueno entre las hojas (1953). Siendo todavía niño, Augusto se mudó a Asunción, donde vivió con su tío, el obispo Hermenegildo Roa. Concluyó la primaria en la escuela República Argentina y luego fue pupilo en el Colegio San José. Durante esos años afianzaría su relación con la literatura gracias a la amplia biblioteca de su tío. Mostró temprano sus cualidades literarias, escribiendo a los 13 años su
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primera obra de teatro y a los 14 años el famoso cuento Lucha hasta el alba, publicado tiempo después. En 1932, cuando estalló la Guerra del Chaco, con quince años, se alistó junto con sus compañeros de colegio. Querían ir al frente pero por su edad fueron asignados a la retaguardia, donde sirvieron como enfermeros y aguateros. Luego, Roa plasmaría esta experiencia en la novela Hijo de Hombre (1960). Cuando regresó de la guerra, siguió su formación de manera autodidacta mientras trabajaba en un banco. Fue periodista en el diario El País, del que llegaría a ser jefe de redacción. Siguió forjando su carrera literaria, estrechando lazos con la escritora y artista española Josefina Plá -a quien consideró su maestra-, y su marido, el poeta Hérib Campos Cervera; se unió con Óscar Ferreiro, Hugo Rodríguez Alcalá y Elvio Romero, con quienes conformó el grupo Vy’a Rayty (Nido de la alegría). Fueron los principales referentes de las letras de la generación del 40, conocidos por renovar el lenguaje de la narrativa y la poesía paraguaya. En 1942, a los 25 años, Roa Bastos publicó su primer libro, el poemario El ruiseñor y la aurora. Ese mismo año se casó con su novia de adolescencia de Iturbe, Lidia Mascheroni, con quien tendría tres hijos. En 1944 Augusto Roa viajó a Gran Bretaña, invitado por el Consejo Británico, donde se desempeñó como corresponsal, cubriendo la Segunda Guerra Mundial y entrevistando a personalidades, como el líder de la Francia libre, el general Charles de Gaulle. SU VIDA EN EL EXILIO Después de la Guerra Civil de 1947 en Paraguay, Roa tuvo que abandonar su país amenazado por partidarios del gobierno por sus críticas en el diario El País.