“El Taquito”: una historia que contar
Don Marcos Guillén y Conchita Rioja Los pioneros
M
i abuelo don Marcos Guillén González, llegó con sus padres y hermanos -Anselmo y Juan-, a la ciudad de México, a finales del siglo XIX,
procedente de Guadalajara. Su familia se instaló en una pequeña y modesta casa, en los rumbos de Tres Cruces y Correo Mayor en el Centro Histórico.
Era un hombre de gran personalidad, no muy
alto, recio e impecable en su arreglo personal. Usaba el clásico bigote de aquellos tiempos. Por su forma de vestir y caminar, proyectaba una imagen de gran seriedad. Solían mirarlo con respeto. Sin embargo, gracias a su cálido trato, de todo un caballero, inspiraba confianza y daba gusto hablar con él. Por eso, al paso del tiempo, se ganó la amistad de mucha gente. Hombre de trabajo, su forma de ser le permitió, sin mucho esfuerzo, encontrar en Conchita, la compañera de su vida, una mujer que habría de inspirarlo para realizar un sueño en forma conjunta, comenzando prácticamente desde cero.
Los abuelos, un domingo en Chapultepec
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