“El Taquito”: una historia que contar
Los tres Taquitos surgidos de El Carmen
San Ángel, Holbein y Venustiano Carranza
L
a idea de abrir una sucursal del
Carmen, resultaba muy drástico aceptar un
restaurante rondaba por nuestras
cambio, porque no sólo significaba emprender
mentes debido a que el acceso a El
otro negocio, sino que se fuera uno de sus hijos.
Carmen era cada vez más difícil. Los clientes
El diálogo entre mi hermano Marcos y
y amigos nos pedían un lugar que fuese más
mi padre, en torno al nuevo proyecto fue muy
accesible y que tuviera el mismo espíritu de El
áspero y, por cierto, me quedaría muy corto al
Taquito original.
calificarlo así. Las discusiones menudeaban: que
La necesidad se hizo más evidente después del sismo de 1985 que colapsó numerosos edificios del Centro Histórico.
si sí, que si no, que por qué. -Papá, es necesario poner una sucursal. Ahí están los ambulantes; ya no se puede llegar a El
Sin embargo, ese proyecto no era nada fácil.
Carmen. Entiéndeme por favor, no vamos a cerrar
Se debía encontrar el sitio ideal. Pero la buena
aquí, sólo se va a abrir otro Taquito. Le argumen-
fortuna vino en nuestra ayuda y un domingo,
taba Marcos.
al salir de un desayuno en el sur de la ciudad,
-Que importan los ambulantes. ¿Qué te falta
vimos que se alquilaba un espacio que parecía
aquí? ¡Abrir una sucursal cuesta mucho! –respon-
idóneo para acometer el proyecto.
día él.
Sólo faltaba un pequeño detalle: lograr que mi padre aceptara la idea de abrir una sucursal.
-Pero la gente necesita una sucursal más cerca… -replicaba mi hermano.
Esto había sido motivo de varias discusiones de-
-Pues yo no estoy de acuerdo. ¿Quién va a
bido a que él se negaba a esa aventura. Esgrimía,
cuidar aquí? ¿Quién va a atender? ¡Yo digo que no.
entre otras razones, las dificultades económicas
Entiende, te lo digo por experiencia! –sentenciaba
que ello conllevaba.
don Rafa.
Se dice fácil, pero a 66 años de estar en El
-¿Pero cuál experiencia, si va ser otro restau-
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