Voraz angina de fuego El color gris del miedo crea monstruos en los sueños. Ojos grandes miran el fondo del mar en las noches de invierno. Circulará un tinte gris por mis órganos. La soledad se apodera de mí. Soy presa fácil del miedo. Me moveré sigilosamente por este vasto y oscuro mar. Recorreré cada uno de sus lugares hasta encontrarme seguro. Siento una presencia extraña sobre mis hombros. Miro de reojo y veo que una figura se aproxima rápidamente hacia mí. Me persigue con ansias de devorarme. Observo el brillo de sus dientes ensangrentados, es sangre de las víctimas que se ha devorado. Con la escasa luz que penetra bajo el mar, me guio para escapar. A lo lejos, vislumbro que la poca luminosidad que penetra en las profundidades se vuelve cada vez más intensa, mientras huyo del depredador que intenta saborear mi carne. Miro una luz que me llama; tomo más impulso para escapar. Voy cuesta arriba nadando con prisa. Siento que me alcanza. Su aliento me llama. Suena el despertador. Con escasas fuerzas logro apagarlo. Ya son las 5 de la mañana y estoy despierto sobre mi cama. Hora de alistarme: un nuevo día comienza. Andrés Guachilema
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