El monstruo invisible El miedo constantemente acecha mi vida como un monstruo invisible. Veo todo oscuro y sin estrellas. A lo lejos, una pequeña luz rompe mi oscuridad, mis sentidos agotados de no sentir, despiertan con su tenue brillo. Mis pies, responden al llamado, y mi alma, asustada los frena. Poco por perder, dice mi mente, mucho que ganar grita mi corazón. Camino la noche entera, y a medida que me acerco, la luz crece en tamaño e intensidad; se torna tan destellante e inaccesible que desisto entrar en ella, por temor a morir feliz. Entonces regreso a la oscuridad, a tejer sueños sobre hamacas cansadas mientras el segundero del reloj cuenta años, el minutero siglos, los perros ladran sin saber por qué. Declaro un nuevo amanecer, donde pretendo ver el sol en su total esplendor, pero sin novedad alguna, veo como se posa sobre mí una nube negra, e inmediatamente me encuentro de nuevo sumergida en la oscuridad, donde reposa ese monstruo que me ata, que congela mis sueños en un cementerio, que amontona amaneceres en mi ventana, como cartas sin destinatario, y aquí estoy, sin luz, sin horizonte, sin saber cómo escapar de este monstruo que invade de miedo mi alma. Gema Valdez
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