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TESTIMONIOS
Desde siempre redentorista Soy Mari Diez. Mi camino junto a los Misioneros Redentoristas fue desde siempre, ya que mis papás, Roberto Diez y Herminia Cernuda, vivieron cerca de la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, donde se casaron. En el año 1962, comenzaron el caminar en la fe en la capilla Resurrección de Señor, que estaba por ese entonces a cargo de los Misioneros Redentoristas. Soy la más chica de cuatro hermanos: José Luis, Héctor y Gustavo. Como familia participábamos activamente en la vicaría; ahí fui bautizada, recibí la primera comunión y la confirmación. Aprendía rezar cada noche en mi casa, junto al cuadro de la virgen del Perpetuo Socorro en familia y terminábamos con una oración que todavía hoy recuerdo y rezo. Momentos vividos desde mi niñez que hoy siguen en mi memoria: recuerdo a muchos sacerdotes a pesar de mi corta edad (en ese momento) como Pablo Del Rio, solía llegar a la vicaría en bicicleta, Luis Trivisono, a mi mamá le encantaba confesarse con él, Victorino Bisi, Eduardo Bottegal, Juan Suarez, Eduardo Meléndez, algunos de tantos que pasaron y dejaron su huella. Recuerdo de algún viaje a Luján que hacíamos como comunidad: nunca faltaba una oración antes de salir, rezar el rosario en algún momento, canciones, charlas, risas y mate. El recordar te hace volver a vivir de alguna manera esos momentos, como la amistad de mis papás con Victorino y Juan Suarez que hacían de cada domingo un almuerzo familiar. Victorino era tan ocurrente que a veces los hacía temblar porque no sabían con qué iba a salir. Para la novena que se realizó al cumplir 50 años la parroquia en el año 1979, se hizo un desfile de carrozas. Nosotros, desde la vicaría Resurrección del Señor, armamos la carroza en el auto de mi papá; los preparativos, el entusiasmo, lo vivido fue único. Nuestra Madre, la Virgen