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Una Historia que anima y entusiasma
TESTIMONIOS La parroquia: un lugar destacado en la vida Mi nombre y apellido es Marta Clivio. Nací en Villa
Giordano y Blanca Scotti, mi vecina de toda la vida.
Cañás y al casarme en el año 1957 con mi esposo Mario
Junto a Blanca Scotti, Teresa Borgatello, Estrella de
Taddei, me viene a vivir a la ciudad de Rosario, donde
Pro y Mario, y mi mamá, nos reuníamos todas las no-
Mario ya residía. Mi esposo Mario falleció muy joven
ches a rezar el Rosario. También con Mario y junto a
en el año 1985; la fe siempre nos unió y fue vivida y
Natividad Mayor y Nelda Villarruel de Zapata, forma-
compartida en comunión. Nuestro hijo Aníbal, tiene
mos parte de 500 familias, cuyo objetivo era recibir
56 años, y ha formado una hermosa familia. Ante las
aporte de sus socios, para diversos trabajos a realizar
preguntas que me hizo el Padre Ariel, para ir pensan-
en la parroquia. Un recuerdo imborrable tiene que
do lo que ahora queda por escrito, fueron aparecien-
ver con la casa de retiros en Villa Allende a cargo de
do tantísimos recuerdos, anécdotas, suceso vividos,
los misioneros redentoristas.
en mi querida parroquia Ntra. Sra. del Perpetuo So-
Hemos tenido la posibilidad de viajar con mi esposo
corro, que sin duda, es un lugar muy importante en
y mi hijo, tanto con grupos parroquiales que organi-
mi vida, diría yo: mi segunda casa.
zaba el Padre Demetrio Videla, o con dos o tres matri-
Recuerdo que, hacia el año 1970, me integré en Liga
monios, para pasar unos días de vacaciones en la casa
de Madres de Familia, en el mismo tiempo que co-
de los misioneros redentoristas en Villa Allende, Cór-
menzaba a participar Enriqueta Lamagna, una exce-
doba, siendo recibidos siempre con cordialidad; re-
lente persona; desde ese momento nos une una lin-
cuerdo que junto con otras personas de la parroquia
da amistad. En el año 1974, comienzo a participar del
participé en el año 1989 de la ordenación diaconal del
Apostolado de la oración, recuerdo con mucha alegría
Padre Ariel. Pensar en Villa Allende es pensar en el
los encuentros de las socias en las reuniones men-
hermoso mirador, llamado “la colina” y es pensar en
suales, alegrándonos de vernos, al igual que la par-
esas misas tan cercanas donde todos nos colocába-
ticipación de la misa de los primeros viernes de mes,
mos en torno al altar del bello templo que la casa de
donde intenciones para orar no nos faltaban. Tanto
retiros tiene. Como ya expresé, la parroquia tiene en
mi esposo Mario como yo participamos de la Cofradía
mi vida un lugar destacado, de gran valía e importan-
de nuestra madre del Perpetuo Socorro; aún conser-
cia; sin duda es mi segunda casa a la que hoy, por esta
vo la medalla de cófrade que en su momento recibió
situación de pandemia que nos afecta a todos, extra-
Mario.
ño mucho.
También como matrimonio participamos de uno de los grupos de oración que en esa época acompañaba el Padre Victorino Bisi; nos reuníamos en casas de familias para rezar, leer la Palabra de Dios, celebrar la misa y festejar los cumpleaños de sus integrantes. En el grupo de oración donde participábamos con Mario, también lo hacía el matrimonio de Marcelino y Ester Navailles, Delia y Jorge Ibañez, María Elena y Luis
Marta Clivio