o provenientes del sector conservador del M-26-7, Elena Mederos, Roberto Agramonte, Sorí Marín y Ángel Fernández -aunque este último había quedado fuera con anterioridad-, sustituidos por figuras proclives a la radicalización de la Revolución como Raúl Roa García, Raquel Pérez, Pedro Miret, Serafín Ruíz de Zarate y Pepín Naranjo, primero y único miembro del gobierno que provenía del Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Casi al mismo tiempo se produjo una importante defección en la esfera militar, pues el 30 de junio el comandante Pedro Luis Díaz Lanz, recién sustituido por Juan Almeida en la jefatura de la fuerza aérea, renunció y huyó a Estados Unidos. En una carta al presidente Urrutia alegaba su desacuerdo con que se permitiera “[...] a los comunistas ocupar posiciones prominentes dentro del Ejército Rebelde y dentro de las dependencias del Gobierno”.227 Inicio de la ruptura del sector nacional-reformista Unas semanas después, el 16 de julio, una crisis más grave se abrió con la inesperada renuncia de Fidel Castro a su puesto de primer ministro, motivada por serias discrepancias con las posiciones abiertamente anticomunistas asumidas por el presidente Urrutia, quien además estaba bloqueando la gestión gubernamental. Apenas cuatro días antes de la dimisión del primer ministro, el mandatario había declarado al periódico El Mundo que “[...] los comunistas hacen un daño terrible a Cuba y declaró aquí, con plena responsabilidad, que quieren crear un segundo frente a la Revolución”.228 En esta coyuntura, un calificativo de esta naturaleza entrañaba una amenaza directa a la supervivencia de la Revolución, pues como acertadamente ha escrito el historiador chileno Fernando Mires: "La acusación era peligrosa. En América Latina ha equivalido frecuentemente a una sentencia de muerte. Eso había sucedido en la Guatemala de Jacobo Arbenz antes de que los norteamericanos invadieran ese país."229 El extraordinario respaldo popular a Fidel Castro, expresado a todo lo largo y ancho del país, obligó ese mismo día a que Urrutia a su vez también renunciara. En su lugar, el consejo de ministros designó casi de inmediato
Citado por Núñez Jiménez: En marcha con Fidel, 1959, op. cit., p. 212. En Buch y Suárez: Otros pasos [...], op. cit., p. 29. Con anterioridad, el 8 de junio, Urrutia había pronunciado un discurso anticomunista en Camagüey. Véase Leopoldo FornésBonavia Dolz: Cuba cronología. Cinco siglos de historia, política y cultura, Madrid, Editorial Verbum, 2003, p. 207. 229 Mires, op. cit., p. 324. 227 228
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