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vencidos eran incorporados y venerados en el Templo del Sol, en el Cuzco, o en la época hispánica, en que la voz cristiana de los teólogos de Salamanca pregonaron el derecho de gentes y la igualdad de todos los hombres y naciones, y con el sentido continental de nuestra vida republicana, ansiosa de solidaridad y de armonía”.
Luego, Porras concluye: “Entonces se verá que todo el proceso de la Historia del Perú disgregado por la geografía y diversificado por las disímiles irrupciones etnográficas, no es sino una dramática y angustiosa lucha del Espíritu contra la Naturaleza, en un incesante afán de fusión y de síntesis.”
Y finalmente, nos deja un consejo: “La historia debiera desarrollarse, dentro de ese cauce tradicional, lejos de toda tendencia laudatoria circunstancial, con un hondo sentido humano, para ser, según el deseo de los filósofos, a la vez que una hazaña de libertad, una de las formas más nobles de la simpatía humana”477.
CÉSAR A. UGARTE, JOSE C. MARIÁTEGUI, EMILIO ROMERO, RICARDO MARIÁTEGUI, ATILIO SIVIRICHI, TOTO GUIRATO Contemporáneos con Porras, respondiendo probablemente a sus preocupaciones por generar una historia panorámica, aunque más con fines pedagógicos en su mayoría, surgieron varios historiadores en ese propósito, a quienes nos referiremos en cuanto al uso conceptual para los tiempos virreinales.
César A. Ugarte Ocampo (1895-1933) en 1926 publicóBosquejo de la historia económica del Perú478, que constituye la primera obra de historia lineal del Perú desde el
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Porras Barrenechea, Raúl, Mito, Tradición e Historia del Perú, 106. Lima: Imp. Cabieses.