342
hispánica, conformada por unidades políticas patrimoniales y no nacionales, lo que le da la misma connotación a todos ellos, sean peninsulares o americanos, sin embargo apreciamos el uso de colonias a los últimos y reinos a los primeros, lo que implica una discriminación, que por supuesto lo afirmamos saliendo del plano propiamente histórico e invadiendo terrenos políticos.
CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO III Luego del Sesquicentenario, surge una corriente en la historiografía ya no impulsada y motivada por la creación de la nación, sino por la urgencia de crear una historia nacional, y por otro lado, el influjo de las disciplinas vecinas, que van en la línea de reinterpretar la historia, haciendo que algunos paradigmas se vuelvan permeables, principalmente la propia Independencia, para ver desde otros ángulos, que no sea el elemental realistas y patriotas como actores, ni tampoco sólo desde las élites, a lo que contribuyen en mucho las ciencias sociales, por lo que, la banda de esa historia lineal ya no será tan angosta y anchándose permitirá otras interpretaciones basadas en varios punto de vista.
En lo que concierne a los conceptos en estudio, la historiografía del último tercio del siglo XX está influenciada por la escuela de los Annales y por la de Cambridge, principalmente por la procedencia académica de los historiadores, como es el caso de los provenientes de las universidades de los Estados Unidos de América, a lo que sumó la presencia marxista y estructuralista en la intelectualidad, que determinan un uso metodológico convencional del concepto colonia para
todas las temporalidades y
espacios en que existió dominación, sojuzgamiento y demás formas de injusticia social y económica, afectando su uso para este segmento de la historia peruana, bajo esta tendencia.
Sin embargo, ello no fue suficiente para desaparecer la tendencia denominada injustamente hispanista como forma despectiva y descalificadora, por el solo hecho de interpretar esos tiempos como virreinales y no coloniales, haciendo la distinción que corresponde. Pero no generó una confrontación abierta, sino silenciosa, salvo una que