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que escaparía del marco histórico que analizamos, pero por ello no podemos dejar de mencionar ciertos puntos relevantes que nos parece inciden en los conceptos que estudiamos. El autor argentino mantiene la voz colonial, sin embargo, consideramos que no es lo sustantivo, ya que el argumento de su trabajo fluye del título, siendo que al no existir dominio, que la más importante capa semántica del concepto colonia, estaría diluyéndola en su propia sangre. Fuera de este aspecto del lenguaje, lo más importante y su mejor aporte es la introducción de una narrativa histórica decolonial como como se desprende de la cita siguiente: alternativa a la narrativa anti-colonial, “Pero si-reinsertar diferentes interpretaciones sobre el mismo presente desacredita la estrategia narrativa favorita de los conquistadores –la de presentar una interacción político-militar transparente sobre la que tienen total control–, esto solo resuelve la mitad del problema. Los relatos pasados y presentes también colocan un velo sobre el hecho d que los españoles y los pueblos nativos no solo eran diferentes sino también similares. Tanto en los campos de batalla como en los espacios cotidianos –tales como la conversión, los intercambios mercantiles, la política o la tenencia de tierra–, las partes se confundieron entre sí en reiterados casos de mimetismo”105.
Dicho esto no cabría duda, según Lamama, que no estaríamos frente a un proceso de colonización, que por definición no admite formas nativas de convivencia política ni económica.
CONSTATACIÓN DEL USO INDISTINTO DE LOS CONCEPTOS EN ESTUDIO Teniendo la hipótesis mencionada en el punto anterior nuestra metodología de trabajo también ha comprendido el estudio del uso de los conceptos virreinato y colonia, que los historiadores le han atribuido para nombrar el periodo histórico en cuestión, sin dejar de
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Ibíd., 12-13.