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Humanismo y revolución
Humanismo y revolución. Lima: Casa de la Cultura del Perú, 1969. Extractos seleccionados, págs. 92-94, 97-98, 102-109, 136-137, 139, 141-146.
Humanismo y revolución Francisco Miró Quesada
Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía e ideólogo del Partido Acción Popular en los años sesenta. Destacado internacionalmente por sus investigaciones en lógica jurídica.
, 6 1948
CARETAS 2002
ero el humanismo significa también una actitud de respeto profundo por el ser humano, es la afirmación del valor incondicional de la condición humana. Esta afirmación es una actitud de enfrentamiento porque en las sociedades históricas, pasadas y presentes, no existe una organización que permita a los hombres realizar plenamente su valor humano. Las sociedades reales han estado generalmente divididas en dos grupos, un grupo minoritario que se ha considerado a sí mismo como la encarnación suprema del valor y de la dignidad y otro grupo mayoritario considerado por el primero como inferior, cuyo valor ha sido minimizado y hasta negado. El grupo que se considera a sí mismo superior es el grupo dominante o privilegiado, el que ocupa las jerarquías sociales; el grupo considerado inferior es el grupo dominado, utilizado como medio o instrumento por los que detentan el poder. Por el solo hecho de pertenecer a los grupos superiores, los privilegiados desconocen el valor de los que no son privilegiados. Todo privilegiado en una sociedad, al aceptar su condición acepta que otros no lo sean. Es decir, considera que tiene cualidades extraordinarias que no tienen los miembros de los grupos inferiores y que por eso merece vivir de manera superior. Y al sentir y proceder como un hombre que tiene cualidades que lo diferencian de las mayorías, desconoce estas cualidades en otros hombres, niega el valor intrínseco de su condición, regatea su valor humano. Por eso el humanismo consiste en reconocer al hombre como hombre. Frente al privilegiado que separa a los hombres en dos grupos, los superiores y los inferiores, el humanista se yergue para afirmar la unidad de todos los hombres, para reconocer la dignidad y la nobleza de su condición humana, para luchar por su liberación total y definitiva. De todas las grandes creaciones de Occidente, el humanismo es probablemente la más característica. Ninguna civilización no occidental ha producido movimientos políticos de grandes dimensiones dirigidas de manera consciente y racionalmente fundada contra los grupos de dominio para lograr la liberación de los hombres. Es que el humanismo es producto de las dos raíces más profundas de la Sociedad Occidental: el Cristianismo y el Racionalismo. De todas las religiones superiores el Cristianismo es la que eleva más alto el valor del hombre. Las religio-