capítulo_7
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Francisco Miró Quesada
Las consideraciones que anteceden, nos muestran además, que la enunciación del principio supremo del humanismo –y naturalmente la enunciación de sus posibles consecuencias– no necesita utilizar en ningún momento tesis filosóficas de carácter teórico, Los principios humanistas formulados de manera directa, tal como lo acabamos de hacer, son normas, son prescripciones que indican cómo deben relacionarse los hombres entre sí y cómo debe constituirse la sociedad para que pueda cumplirse el tipo de relación exigido... No son tesis teóricas que necesitan ser probadas, sino pautas de conducta que se aceptan o se rechazan mediante actos de voluntad. Esta es la única manera de fundar una praxis política segura, sin correr el peligro de utilizar tesis que, con el transcurso del tiempo, debido a la evolución del propio pensamiento filosófico y el progreso de la ciencia resultan con frecuencia falsas. Tal es el caso de las ideologías tradicionales. El Humanismo como exigencia de transformación y los caracteres generales de los procesos revolucionarios. Partiendo del principio según el cual todos los hombres deben ser fines en sí, hemos llegado a una serie de conclusiones sobre la manera cómo debe ser la sociedad. Como acabamos de mostrar, los principios del humanismo son normas, prescripciones, es decir, exigencias de realización. Por eso, el mero planteamiento de los principios, impone una comparación entre el tipo de sociedad exigido por ellos y la sociedad real existente dentro de la cual actúa la ideología. La comparación nos muestra que entre ambas existe una dramática distancia. La exigencia de realización se constituye, entonces, en exigencia de transformación. De acuerdo con la comparación, la transformación debe ser profunda y radical. Porque el planteamiento humanista conduce a un modelo de sociedad en que las cosas suceden al contrario de lo que han sucedido en las sociedades históricas. En estas sociedades las jerarquías, el valor, el poder, se han fundado en notas extrínsecas y contingentes como la sangre, la raza, el dinero, etc. En la sociedad humanista se funda en lo que conduce a la plenitud de la condición humana, es decir en la capacidad de servir. En las sociedades históricas el poder se funda en la capacidad de ser servido, o sea en la capacidad de tomar a los demás como me-
dio. En la sociedad humanista los que ejercen la jerarquía o lo que es equivalente, la capacidad de decidir, (que es el poder) sirven a la mayoría, se constituyen voluntariamente en medio para que los demás sean fines. Se trata por eso de algo profundamente revolucionario, porque cambia no sólo la estructura social, económica, política y cultural de la sociedad, sino cambia la manera de ser de los hombres, les exige un cambio en la manera de sentirse a sí mismos, de apreciarse y de tratarse. ●●●
Si la violencia debe ser evitada o reducida al mínimo, es necesario comenzar la transformación desde el propio sistema social que constituye el punto de partida. En nuestro país, y en todos los países en las mismas condiciones históricas, sociales y políticas que el nuestro, la transformación debe comenzar a hacerse dentro del sistema capitalista. Esto, por la única razón de que pasar bruscamente del sistema capitalista a otro completamente distinto, como por ejemplo, el socialista, obligaría a transformar la violencia implícita en explícita y a intensificarla hasta límites imprevisibles. Pero el punto de partida dentro del capitalismo no significa ninguna predilección especial por este sistema frente a otro u otros. Se trata únicamente de cumplir la exigencia de consistencia, es decir de evitar la aplicación de métodos antihumanistas. Si la sociedad en el punto de partida fuera socialista, de tipo totalitario, se tendría que partir de ella, porque todo cambio brusco produciría los mismos efectos. En efecto, pasar de una sociedad en la cual no hay libertad de ninguna especie a una sociedad libre, supone romper un gigantesco mecanismo de opresión. La única manera de lograr este cambio, dentro del esquema humanista, es por eso, partir del propio sistema e irlo modificando progresivamente. Como es lógico pensar la sociedad futura será muy diferente de la nuestra. Pero ¿quedará algo del sistema capitalista como tal? Para responder a esta pregunta es necesario enunciar las notas principales del sistema capitalista. Este sistema tiene cinco notas básicas: la propiedad de los medios de producción debe ser, en su mayor parte privada, la jerarquía en las empresas depende de la cantidad de capital invertido, lo que significa que los mayores accionistas tienen el poder de decisión sobre la marcha de la empresa y pueden colocar y remover al personal, la empresa capita-
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CARETAS 2002