capítulo 8
3/30/02
8:07 PM
Page 5
Carlos Iván Degregori
ace veinte años, Julio Cotler constató que de 499 campesinos entrevistados en seis comunidades y una hacienda del Cuzco, el 52% estaba todavía de acuerdo con la afirmación de que “los indios han nacido para servir y obedecer al misti”. Pero ya para entonces, ese fatalismo se batía en retirada: el 76% de esos mismos campesinos consideraba que si los indios tuvieran la misma educación que los mestizos estarían en igualdad de condiciones para desempeñar cualquier ocupación, y el 91 % declaraba que “por medio de la educación un hombre puede llegar a ser lo que quiere”. Ayacucho 1969-1979. El nacimiento de Sendero Luminoso. Lima: IEP, 1990. Extracto seleccionados págs. 37-47
La Universidad, factor decisivo Carlos Iván Degregori
Antropólogo, profesor de San Marcos e investigador del IEP. Es reconocido defensor de la heterogeneidad cultural del Perú. Fue uno de los primeros en estudiar el fenómeno de Sendero Luminoso.
Esa confianza prácticamente unánime y, diríamos, ilimitada en la escuela, tiene que ver con la expansión del mercado y el Estado hacia las zonas rurales andinas, y lo que en otro trabajo he denominado “el tránsito del mito de Inkarrí al ‘mito’ del progreso”. Según la hipótesis allí sustentada, diríamos simplificando que conforme avanza el S.XX un porcentaje creciente de las poblaciones andinas deja de mirar hacia el pasado, de esperar el regreso del Inka, y se lanza más bien con una vitalidad insospechada a la conquista del futuro. Y allí, en un punto neurálgico, se ubica la escuela. Algunas cifras permiten ponderar adecuadamente la importancia de la educación en el Perú. Así, el porcentaje de estudiantes (matriculados) de seis a veintitrés años sobre la población total de esa edad, aumentó del 40,6% en 1960 al 73,8% en 1980, con lo cual, entre los países de América Latina, Perú pasó del decimocuarto lugar en 1960 al cuarto en 1980. Este crecimiento resulta todavía más espectacular si se tiene en cuenta que en PBI por habitante el Perú fluctuaba en esos años entre el undécimo y el decimotercer lugar, y que en otros rubros básicos como esperanza de vida o mortalidad infantil nuestro país ocupaba el antepenúltimo lugar en el continente, superando sólo a Bolivia y Haití. El caso peruano parece excepcional no sólo en América Latina. Entre los más de sesenta países que la ONU tipifica como de “nivel medio de desarrollo”, se produce durante las últimas décadas una evolución bastante reveladora. Mientras que en ese lapso el Perú va quedando a la zaga en la mayor parte de indicadores económicos, el crecimiento de su población juvenil (18 a 25 años) que cursa estudios secundarios o su-
, 165
CARETAS 2002