Capítulo 1
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John Murra
a percepción y el conocimiento que el hombre andino adquirió de sus múltiples ambientes naturales a través de milenios le permitió combinar tal increíble variedad en un solo macro sistema económico.
Formaciones económicas y políticas del mundo andino. Lima: IEP, 1975. Extractos seleccionados, págs. 62-71.
Formaciones económicas y políticas del mundo andino John Murra
Ya en 1967 era evidente que el control simultáneo de tales “archipiélagos verticales” era un ideal andino compartido por etnías muy distantes geográficamente entre sí, y muy distintas en cuanto a la complejidad de su organización económica y política. Por ejemplo, lo compartían los yacha quechua hablantes de Chaupiwaranqa, que conformaban menos de mil unidades domésticas, pero también los lupaqa aymara hablantes del Titicaca, que según un khipu que presentaron a Garcí Diez habían sido veinte mil hogares antes de la invasión europea. “Compartir un ideal” cuando se trata de sociedades tan contrastadas implica inevitablemente formas institucionales igualmente contrastadas. Podemos decir ya, por ejemplo, que en una sociedad de clases como el reino lupaqa la llamada verticalidad tenía proyecciones y alcances que no se daban entre los chupaychu. Mas, al ser aplicado el mismo patrón de organización territorial por los tiwanaku, los wari o los inka a etnias que sumaban millones de pobladores, las funciones de las “islas verticales” en el archipiélago y el status de sus colonizadores deben haber sufrido procesos de cambio político, económico, social que merecen un estudio detallado. En este ensayo ofrezco cinco casos de control simultáneo de pisos e “islas” ecológicas bajo condiciones muy distintas entre sí, en un esfuerzo por precisar los alcances, pero también los límites, del modelo. No pretendo con los cinco agotar todas las formas y variedades que hubo. Primer caso: etnias pequeñas que habitaban Chaupiwaranqa, en la zona más alta del Marañón y del Huallaga.
Antropólogo rumano-norteamericano. Estudió el doctorado en la Universidad de Chicago. Como profesor en la universidad de Cornell fue uno de los impulsores de los estudios de etnohistoria andina.
A pesar de que los chupaychu o yacha no constituían sino unos cuantos miles de unidades domésticas, controlaban a través de colonias permanentes varios recursos alejados de sus centros de mayor población. El carácter permanente de estos asentamientos nos ha sido revelado por la información contenida en las visitas:
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CARETAS 2002