Augusto Cespedes
Introducción al libro “Evocación de Augusto Céspedes”, 2000.
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ueron legión en vida de Augusto Céspedes sus enemigos, algunos francos y otros embozados pero también contó con muchos admiradores y amigos, entre los cuales figuré, pese a que mediaban entre él y yo décadas de diferencia. Este libro surgió de un largo artículo de homenaje que escribí en “Ultima Hora” a pocos días de su muerte. Con el paso del tiempo recordé muchos episodios que no mencioné entonces, y decidí ampliar el texto original para que adversarios que lo detestaron y adláteres que lo encumbraron tuviesen un retrato cercano a la realidad de lo que fue su vida, pensamiento y obra. Unos y otros en todo caso convendrán en que su legado literario figurará entre los más preciados de la literatura boliviana del siglo XX, particularmente algunos cuentos de Sangre de mestizos y varias páginas de Metal del diablo. Me imagino que alguien tomará a su cargo una biografía de Céspedes. En tanto ello ocurra las personas que no lo han conocido, sobre todo los jóvenes, encontrarán en estas páginas algunas claves de su existencia, su relación con la gente que lo combatió
o lo secundó, sus reflexiones sobre diversos hechos de nuestra historia y las ideas políticas que sostuvo obstinadamente hasta el final de sus días. Céspedes emergió de los arenales del Chaco a donde acudió primero como corresponsal de prensa y luego como soldado, con su alucinante libro de relatos, Sangre de mestizos. Su cuento El pozo, como señala Eduardo Galeano, es uno de los mejores de la narrativa universal de este siglo y no en vano Germán Arciniegas lo incluyó en su antología El continente verde entre los veinte mejores de América Latina. En la narrativa social de Bolivia, 1946 marca un hecho capital. Céspedes, luego de visitar los distritos mineros, escribió su libro más famoso, Metal del diablo, precursor del boom novelístico, latinoamericano de los años sesenta, donde aparece la semblanza de Simón I. Patiño. El narrador impar que hay en Augusto Céspedes se dejó llevar luego por el combatiente político, y de su pluma salieron, en años posteriores. El dictador suicida, El presidente colgado y Salamanca, El metafísico del fracaso. Como los personajes de Tolstoi que Baptista Gumucio : primera persona |
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