Desde el cielo
j
erom subió al techo de una casona abandonada en una esquina de la plaza y se recostó sobre las tejas con el riflarpón entre las manos. El sol se despedía en el horizonte, asomaba la luz de la luna gigante entre las montañas. Pensó en la gente que lloraba y le vino el tembleque y el tembleque se fue cuando apretó el gatillo, una-dostres, zumzumzum. Apuntó a todo aquello que se movía entre los árboles de la plaza y en las calles aledañas. Escuchó gritos y se preguntó cuál podría ser su próximo movimiento. Vendrían a bajarlo del techo pero él había decidido antes de subir que no lo convencerían o que al menos no lo agarrarían vivo. La plaza se quedó quieta y Jerom ladeó la cabeza en busca de un mejor ángulo de disparo. Le escoció el muslo izquierdo y de un manotazo mató una zhizu. Eran de enquistarse en los tejados, de crear comunidades a través de sus redes. Teje que teje, paqué. Tantas patas, paqué. Una vez, recienvenido, debió salir a fumigar las calles y edificios de la ciudad, invadidos por ellas. No se iban, por lo visto. Nadie se iba voluntariamente, era la ley.
En la mirilla del riflarpón asomó el hocico de un perro entre los escombros de un vertedero en la esquina en diagonal a la casona. Apuntó cuidadadosamente. El perro aulló y se revolcó y un niño irisino corrió a auxiliarlo. Situó al niño en la mirilla y por un momento tuvo compasión. El disparo dio en la frente del niño. Apareció una mancha roja como si se tratara de un rasguño, una herida leve de esas que uno se hace al jugar con un krazycat. Una sensación liberadora lo recorrió. No podría irse de Iris pero al menos otros lo acompañarían en su infierno. Llega la muerte desde el cielo, susurró. Era parte de una canción que sus brodis y él cantaban entre dientes para darse ánimos; a veces les tocaba situarse en los pisos altos de los edificios como francotiradores de apoyo en una misión, y lanzaban frases y alguna quedaba. Alguna siempre quedaba. Escuchó una sirena y al rato dos jipus bloquearon la avenida principal que daba a la plaza. Cuatro shanz saltaron de los jipus y se parapetaron detras de estos. Jerom disparó una ráfaga, zumzumzum el impacto de las Paz Soldán : primera persona |
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