La mirada descolonial en la poesía de Lukas Avendaño Marco Antonio Huerta-Alardín UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA, IRVINE
L
a poesía de Lukas Avendaño, publicada en el libro Mis niñitos santos (Aven-
daño, 2015), nos dice que en algún lugar y en un tiempo diferente al nuestro ha de existir un mundo distinto en donde las minorías sexuales y raciales no sufrirán la opresión que ejerce la hegemonía de la heterosexualidad y la supremacía sociopolítica mestiza y caucásica. Un mundo que es posible, como lo señala el concepto queer que acuñó José Esteban Muñoz (Muñoz, 2009), atisbar en una visión en común a futuro, en una utopía que conciba la posibilidad de existir en un mundo con libertad. En la poesía de Lukas Avendaño también está presente el concepto de desidentificación con el que designó los actos de transgresión y creación de las minorías raciales y sexuales como reveladores de la verdad sobre la hegemonía cultural (Muñoz, 2015). Género, sexualidad y colonialismo van de la mano, como lo ha señalado la filósofa María Lugones en su análisis de la “opresión de género, capitalista y racializada” (Lugones, 2010), atribuible esta opresión triple a la imposición de modelos durante los procesos de colonización a lo ancho del globo y a los cuales denomina como “sistema moderno/colonial de género” que subyuga tanto a hombres y mujeres en todos los dominios de la existencia (Lugones, 2016). El ideal colonial de género es la heterosexualidad y el mestizaje como signos de identidad nacional. Quienes están fuera de los códigos “bocetados” por el proyecto colonial, y que permean las estructuras sociales hasta nuestros días, no merecen ser amados, no merecen compartir el amor en libertad (Gebrial, 2016); por el contrario, son vulnerables al desprecio de la hegemonía manifestado en crímenes de odio y discriminación. El estado moderno postcolonial busca clasificar a la población en categorías homogéneas para facilitar el control. Quienes no embonen dentro del proyecto colonial del estado moderno al entrecruzarse de manera no-homogénea en varias categorías, como raza, género y sexualidad, son susceptibles de desaparecer del discurso público (Lugones, 2014). Lukas desafía esos postulados en sus poemas al decir que ese mundo es posible, un mundo en donde los cuerpos morenos pertenecientes a los pueblos originarios de este continente pueden amar fuera de la heterosexualidad y desde esa condición en libertad. Estas características pueden convivir con otras, digamos, tradicionales y aquellos que las poseen tienen el mismo derecho a la vida que sus pares, los que encajan cabalmente en el diseño liberal burgués materializado en la conformación del estado-nación que promueve la heterosexualidad compulsiva al grado de norma y que excluye a las naciones indígenas que se resisten a asimilarse a los códigos del estado moderno neoliberal. 162