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Mentira Imperdonable M
e encuentro en este cuarto oscuro, húmedo, tan caluroso como un horno, con un olor entre
una alcantarilla con agua estancada y huevos podridos, todavía me pregunto ¿Cómo es que estoy en este lugar? ¿Cómo todo pudo terminar así? Mientras cierro mis ojos, vienen a mí los recuerdos más importantes de mi vida. Cuando era niño siempre fui muy alegre e inteligente, me esforzaba en mis estudios para sacar las mejores notas de la clase, jugaba con mis amigos a cualquier juego loco que se nos ocurriera, cuando estaba en casa siempre hacía caso a lo que se me ordenaba he intentaba portarme bien, como un buen hijo. Vivía con mi mamá, papá, y abuela; luego por problemas en su matrimonio, el hermano de mi mamá, quien era uno de mis tíos, se mudó con su hija. Fue en ese momento cuando conocí a mi prima. Mi nombre es Alexander y ella se llama Alexandra, fue un factor que influyó para que de la noche a la mañana nos lleváramos tan bien que todos decían que éramos prácticamente como ―uña y mugre‖. Siempre andábamos juntos, comíamos, jugábamos, dormíamos, he incluso nos bañábamos juntos; siempre que ella se metía en problemas yo la defendía a capa y espada, no importaba quien se metiera con ella, cada vez que pasaba venía a mi gritando y llorando: —¡Ayúdame, mi querido primo! —¿Qué pasó? ¿Por qué estás gritando? —dije mientras fruncía el ceño
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