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Desafíos de la Homosexualidad N
o recuerdo exactamente el día en que lo vi por última vez. Lo que sí recuerdo es su sonrisa
desenfrenada y un excéntrico cuidado por su aspecto personal, como quien busca impresionar a alguien y sentirse reconocido ante un mundo donde la homosexualidad es vista como una aberración, sin detenerse a pensar en el daño emocional que podría estar causando ante tal indiferencia. Solía notar en los pasillos de la universidad, e incluso en la biblioteca donde estudiaba con gran entusiasmo, las miradas concentradas en él como quien mirase un extraterrestre. Su actitud ante toda esta situación era sorprendente, pues su espigada figura de 65 kilos siempre lucía una imagen pulcra, jeans ajustados a sus contorneadas y largas piernas, una sudadera negra que hacía notar el gran deportista que era y un cabello perfectamente peinado y acicalado, sin olvidar esa hermosa barba incipiente que siempre cuidaba con esmero. Le gustaba centrarse en sus estudios de actuación. Amaba el drama, y lo que ello representaba en su vida era más de lo que yo pudiese imaginar, pero algo sin duda no andaba bien, pues sus ojos demostraban una profunda tristeza. Habrá algo que lo esté abrumando. ―¿Qué le sucederá?‖, pensaba siempre.
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