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¡Odeim no existe! —
E
l tiempo no espera a nadie —decía Yendiz—. Si no atiendes tus requerimientos
nadie lo hará por ti. Ser médium no es tan fácil como todos creen, tener que escuchar y comprender a cualquier cantidad de espíritus andantes por el mundo sin volverte loca, definitivamente es una gran responsabilidad. Ya era la segunda vez en el día que limpiaba su habitación, esa bendita manía de limpiar cada vez que necesitaba ordenar sus ideas, cambiaba de lugar las cosas con la esperanza de que el tiempo se detuviese y no tener que volver a ver a ese hombre que tanto escalofrío le causaba. Un cigarrillo y un café lo resuelven todo. —¡Me la paso el día resolviendo! Ya llevo 6 tazas hoy —la tos de fumadora retumbaba en la habitación blanca llena de plantas. Se hacía la hora de buscar a los niños al colegio, le pedía al universo que el tráfico fuese benevolente para poder llegar a tiempo. Toma su suéter gris favorito, se recoge un moño alto y baja corriendo las escaleras sin levantar la mirada del suelo, ¡siempre corriendo! Perdida en sus pensamientos choca fuerte con alguien que venía en dirección contraria, cuando levanta la cara para pedir disculpas sintió como una escalofriante sensación le subía desde los pies, su rostro se palideció, comenzó a transpirar y no pudo pronunciar palabra.
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