Coda: ALTERHUMANISMO El alterhumanismo establece al sujeto como creador de su propia voluntad y dador de su existencia. Es decir, que toda persona que desee vivir conforme aquello que le hace humano debe ser consciente de cómo la vida es fruto tanto de desdichas como de placeres, y no por ello ha de cobijarse en sistemas que traten de privarle de sus dudas, de la búsqueda constante por hallar porqués a su incertidumbre. Someterse a la ignorancia con tal de sentirse protegido es dar la espalda a todo aquello que nos hace humanos. Por ende, el alterhumanismo no es un movimiento o corriente que promulga el despertar de las masas dormidas con el mismo afán que tantos revolucionarios a lo largo de las generaciones han tratado de explorar mediante su doctrina. Es una actitud humana frente al vivir, asumiendo que todo hombre y mujer están llamados a realizar grandes obras en su búsqueda por ser. Es difícil asumir nuestra condición, y puede parecernos que la angustia y el dolor someten a los sentimientos de satisfacción y disfrute. Pero esta dicotomía que nos pesa resulta superada una vez entendemos que es ese devenir incierto lo que nos completa, dotando de verdadero sentido y plenitud a nuestra existencia. Vivir siendo dueños responsables de nuestras acciones, sin ambicionar el dominio para implantar tiránicamente nuestro pensamiento, ni pretender ser dominado para sentirse complaciente a cambio de renunciar a los sinsabores que a veces trae ser independiente. Por supuesto, todo ser humano nace en la elección, y nadie obliga necesariamente a tener que asumir el camino de lo humano para llevar a cabo nuestra existencia. De lo contrario, estaríamos accediendo a los mismos vicios de aquellos a los que tratamos de evitar. Recordemos: «No te exhorto a que me creas, te invito a que me escuches». Por ello, se alude a cómo el sujeto en paz no es un buen sujeto, pues el verdadero ser libra constantemente una guerra contra sí mismo y contra los demás. Ir en contra de esta naturaleza sería poco más que asumir que ya no somos capaces de humanizarnos, siendo esta afirmación la verdadera pobreza del individuo. Lástima de algunos sistemas, se les ha hecho creer a 83