Aduánate, 1(2021)
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El miedo a fracasar. ¿Y si fracasar no es tan malo como creemos? Ana María Silvet Mateos
Esta definición nos da una alternativa positiva de que si alguna vez no alcanzamos nuestros objetivos o las metas, o no salen las cosas como esperábamos pese a nuestro esfuerzo y dedicación a ello, no debemos de pensar que no ha servido de nada y castigarnos. Por el contrario, si tomamos el fracaso como un empuje y un toque para seguir y alcanzar el éxito nos puede servir como estrategia para superar ese sentimiento de decepción y derrota. Los fracasos pueden estar dados en distintos contextos. El más fácil de detectar tal vez sea en el ámbito escolar. Esto se debe porque al alumnado se le exige unas determinadas competencias curriculares según el curso que deban superar, ya que son evaluados continuamente. Al hacer una valoración del proceso educativo estás catalogando, según el resultado, al alumnado en buenos/as alumnos/as y en malos/as alumnos/as. Se comprueba el rendimiento académico y, en el caso del alumnado que no
supera las asignaturas, es abandonado, por lo que le pueden seguir diversas conductas como el absentismo escolar y la exclusión del mismo. La sociedad ve el fracaso como algo malo; lo más fácil es tender a castigarlo, pero hay que aprender a combatirlo y ofrecer ayuda para buscar soluciones ante los problemas. Los padres o tutores legales de estos alumnos y alumnas son los primeros que quieren ver resultados positivos, pero no están preparados a recibir por el contrario la noticia de que son negativos. Esta figura es muy importante en el proceso de salida del fracaso, el cómo reaccionan ante él y qué actitud demuestran ante la situación de sus hijos/as o tutelados. Para hacernos una idea de cómo puede afectar el fracaso en la base de datos del INE podemos ver cómo, a través de una encuesta, se sacaron resultados del abandono temprano de la formación y educación de personas de entre 18 y 24 años. En el siguiente
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Si nos preguntamos a nosotros mismos qué es el fracaso para nosotros o si alguna vez hemos tenido la sensación de que hemos fracasado, responderíamos de forma diferente porque no hay un patrón exacto de lo que se considera fracasar. Al final cada cual le da más importancia a unas cosas en la vida que a otras, no por ello son menos válidas. Según Stamateas, B. (2015) «el fracaso es una situación, no una posición; no es un muro, es una puerta que te conducirá a una nueva dimensión de triunfo».