Aduánate, 1(2021)
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El primer día
Literatura
El destartalado autocar emitió un fuerte bufido y aminoró su marcha en cuanto traspasó los hitos que marcaban la entrada a la zona escolar. La larga fachada fue dilatándose ante nosotros hasta abarcar todo el campo visual. Nunca había conocido una construcción semejante. Era más grande, incluso, que el hospital al que me llevó mi madre para que me hiciesen un electroencefalograma cuando desperté gritando después de una violenta pesadilla nocturna que terminó aterrorizando a toda la familia. Comenzamos a bajar del vehículo mientras que otro, mucho más nuevo que el que nos había traído, hacía su aparición y comenzaba a maniobrar para aparcar al otro lado de la explanada asfaltada frente a la entrada. La bandera ondeaba suave, como saludando a los recién llegados, bañada por el inocente sol de septiembre de 1972. Mark Spitz acababa de sorprender al mundo con siete récords mundiales de natación en las Olimpiadas de Múnich, obteniendo sus correspondientes siete medallas de oro; éxito que se vio eclipsado por la acción terrorista de una facción de la Organización para la Liberación de Palestina, conocida como Septiembre Negro, que terminó con la vida de diecisiete personas y fue la culpable de sumirme, durante mucho tiempo, en mis particulares terrores nocturnos.