Presentación Amalia García Medina Secretaria de Trabajo y Fomento al Empleo, CDMX
El mundo y la vida misma —la de todos los seres vivos—, están envueltos en un intenso fenómeno de migraciones y de movimiento. El desplazamiento incesante de personas y de grupos humanos, como los nómadas en los albores de la humanidad —unos en busca de alimento o refugio, o huyendo de conflictos bélicos, y otros buscando nuevos mundos o con el anhelo de superar su calidad de vida y buscando trabajo—, ha sido y es una decisión compleja, no sólo porque se deja atrás la casa, la tierra y, en muchos casos, a los seres queridos, sino porque, en la mayor parte de los casos, el futuro es de incertidumbre; pero también de esperanza. Los migrantes llevan a cuestas consigo su visión del mundo, de la vida y la cultura propia: es su patrimonio y su herencia Siempre, a lo largo de la historia, la movilidad ha trascendido las fronteras físicas, y de ella ha resultado un profundo intercambio cultural, social y económico entre los recién llegados y los habitantes del territorio elegido, provocando el reconocimiento, en muchos casos, de que en la diversidad cultural está una de las mayores riquezas de la humanidad. En México, hemos sido protagonistas y testigos del efecto de las migraciones, y como nación nos hemos beneficiado y transformado con el legado y la herencia de esa diversidad cultural. El mestizaje cultural y humano que surgió en la época colonial, aun siendo resultado de una conquista que intentó borrar los vestigios del mundo anteriormente existente, es muestra de la capacidad formidable del ser humano de dar vida al surgimiento de nuevas manifestaciones culturales,
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