Arte y cultura en contextos (trans)fronterizos La condición fronteriza
José Manuel Valenzuela Arce
Las fronteras funcionan como sistemas y dispositivos de clasificación social. Son zonas de relación y contacto de realidades diferentes. Las fronteras son sistemas permisivos, pero también sistemas que obstaculizan, limitan y contienen. Tras afirmar que las fronteras funcionan como sistemas de clasificación social, me gustaría destacar algunas dimensiones que ayudan a separarnos de las perspectivas binarias sobre las fronteras que sólo enfatizan su condición de flujo o su condición de trinchera. Las fronteras son entramados complejos y tienen una condición disyuntiva en la medida que separan procesos que se encontraban unidos, separan relaciones y personas, pero también tienen una dimensión conjuntiva en el sentido de que unen distintos procesos sociales y culturales que estaban separados antes de la instalación de la frontera (Valenzuela Arce, 2014). Las fronteras también tienen una condición conectiva y la migración tiene un papel fundamental dentro de esta condición, pues también funciona como puente cultural entre poblaciones que habitan espacios separados por las delimitaciones fronterizas. Las fronteras poseen una condición normativa, inyuntiva y reguladora. Y es ésa la que nos preocupa enormemente, sobre todo durante los últimos años, debido a los niveles de violencia y muerte innecesaria que hemos observado en fronteras de diversas partes del mundo, como son la frontera entre Israel y Palestina, la que demarca a las dos Coreas, las de Europa y el Norte de África, el mar Mediterráneo como un enorme muro de agua, la frontera entre México y Estados Unidos y las de México con Guatemala.
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