CRECI MI ENTO D E L SECTOR: EL FAC TOR HU MAN O
De una superficie total de la provincia de 877.415 hectáreas, buena parte de ella espacios protegidos, los terrenos cultivados acaparan 184.000 hectáreas Los avances del sector agrícola no se han limitado al incremento de las superficies y sistemas de producción, sino también a la mejora del capital humano, tanto en sus conocimientos técnicos de cara a las explotaciones como en una mayor formación para la gestión de las empresas. Un impulso básico para la economía provincial, que tiene en el sector agrícola a alrededor del 28% de sus ocupados y genera un 15% del PIB provincial. Casi el 27% de la población activa almeriense se concentra en el sector agrícola (92.300 personas); y 77.100 tienen un puesto de trabajo en esta actividad (con una fuerte presencia de trabajadores de otros países, fundamentalmente marroquíes). La mitad que en todo el sector servicios, que como en el resto del país acapara, en la diversidad de ocupaciones que agrupa, a la mayor parte de la fuerza laboral. La potencia de la agroindustria en la provincia es evidente, como aquellos cultivos con más fuerza. De las 414 industrias agrarias registradas en el servicio autonómico, 194 son de frutas y hortalizas, 67 cárnicas, 34 de aceite, 27 enológicas, 16 de granos y semillas y 11 marisqueras y pesqueras. La producción de aceite de oliva virgen fue en la última campaña de 13.100 toneladas, de ellas 11.790 aceite virgen extra. Y de los vinos 6.551 hectolitros se englobaron en las indicaciones geográficas protegidas, más de la mitad de ellos vinos tintos. En total la producción de vino de Almería suma 2.805 hectolitros.
DE LAS 414 INDUSTRIAS AGRARIAS REGISTRADAS EN EL SERVICIO AUTONÓMICO, 1 9 4 S O N D E F R U TA S Y H O R TA L I Z A S , 67 CÁRNICAS, 34 DE ACEITE, 27 ENOLÓGICAS, 16 DE GRANOS Y SEMILLAS Y 11 MARISQUERAS Y PESQUERAS
La agricultura tiene, a mayores, un enorme potencial tractor; la economía que mueve alrededor es mucho más amplia. Sectores de futuro son las innovaciones en optimización de recursos hídricos, las investigaciones para control biológico y nuevas semillas, tecnologías avanzadas para el aprovechamiento de los recursos agrícolas y de sus residuos o el control de plagas; así como lo relacionado con los embalajes. Las acciones formativas se centran ahora en materias como comercialización, investigación, tecnologías de empresas auxiliares, transporte, logística o marketing. La I+D se centra en el desarrollo de nuevas variedades que se sumen a las 40 que se comercializan actualmente, mientras se avanza en la lucha integrada, las acciones de control biológico para incidir en una oferta hortofrutícola especialmente saludable, pero también sostenible, respetuosa con el medio ambiente.
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