Pasión y Glorias Estepa 2018
Jueves Santo que reluce más que el sol No todos los Jueves Santo relucen como el sol, que a todos los hermanos de esta Archicofradía Sacramental ¡ya nos gustaría!; y es que hemos tenido, meteorológicamente hablando, de todo un poco: días de agua, de mucha agua, jueves incluso de tormenta arreciando viento y más agua, y hasta días de granizo, y para más escarnio con la Hermandad en la calle.
Pero no es el sentido meteorológico el contenido de ese dicho, es lo que conlleva, lo que se celebra y se vive ese jueves, lo que lo hace reluciente, esplendoroso, embriagador, soberbio y único. Es el Jueves Santo, el día del Amor Fraterno, el día de la institución de la Eucaristía: el Hijo de Dios quiso que hiciéramos siempre aquello que Él hizo cuando
con el pan y con el vino expresó que eran su Cuerpo y su Sangre, y lo expresó con una certeza sólo posible siendo Dios hecho hombre que estaba a punto de morir de una muerte injusta pero aceptada. Es el día del Sacerdocio. Es el día en el que Jesús nos muestra lo que es el servicio a los demás lavando los pies a sus apóstoles: ser los últimos para ser los primeros en el Reino definitivo de Dios, ser servidores de los demás en la medida en la que nuestras posibilidades hace posible que así actuemos y teniendo siempre en cuenta que cuando Jesús lavó los pies a sus discípulos (trabajo sólo, entonces, propio de esclavos o de servidores propiamente dichos) fue el primero en hacer lo que hacen los últimos. Por eso este Jueves es Santo, no sólo por estar dentro de nuestra Semana Santa; este Jueves es también Santo, porque en él se llevan a cabo realidades espirituales sin las cuales nuestra fe ni se entendería ni sería la misma, y este Jueves también brilla más que el sol porque lo hace con la luz de Dios y eso no debemos olvidarlo nunca. Y para esta persona que os escribe, reluce, brilla y resplandece como ningún día del año. Es el día en el que la familia, la de sangre, y la que formamos todos los hermanos y hermanas de esta Hermandad, y no sólo los de nómina como se dice, sino todo aquel que siente por el Santo Cristo y María Santísima de la Esperanza una inusitada devoción nacida de lo más hondo del alma, nos reunimos en torno a este día de una forma u otra, para que todo el mundo sepa que somos del Jueves Santo. Y así, sales a la calle con el orgullo y la satisfacción de que hoy procesiona* por las calles de Estepa una Hermandad señera, de casta, con arraigo en un barrio y en un pueblo que la venera, una Hermandad que quiere lucir sus enseres, su número de nazarenos, su Centuria Romana, su Agrupación Musical, sus maravillosos pasos, sus amadas Imágenes, pero que también lleva hecho un estimado trabajo de ayuda y servicio
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