Traducir es ser uno siempre en dos:
casi como nunca estar solo Antonio Nazzaro, director del taller de traducción poética del italiano al español, dictado en el marco del xxviii Festival Internacional de Poesía de Bogotá, nos ofrece aquí su posición frente a dicha labor y nos comparte traducciones suyas de cuatro poetas italianos contemporáneos. POR ANTONIO NAZZARO
Antonio Nazzaro
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Traducir es una acción que implica formas diferentes de abordar un texto, más aún si el texto es un poema. Las maneras de ver la traducción son, por decir, un poco diversas: de Roman Jakobson: «La poesía es intraducible», pasando por Burton Raffel: «La traducción de la poesía, si no es poesía vuelta a nacer, no es nada»; hasta llegar a Octavio Paz, quien rechaza la idea de la intraducibilidad de la poesía, a la que considera universal. Mi propósito no es dar respuesta a estas posturas, sólo trato de contar mi experiencia como traductor. Desde lo que he podido vivenciar, podría decir que el traductor es un chofer de taxi que lleva a una persona de un lugar a otro, solo que en mi caso esa persona se llama poema.
Traducir poesía se convierte en un diálogo sin fin con la palabra y sobre todo en un redescubrimiento de la lengua por el hecho de que traduzco de una lengua romance a otra, del italiano al español. Este redescubrimiento surge muchas veces cuando las palabras en los dos idiomas son iguales y la única diferencia radica en que unos significados o significantes se han perdido o están en desuso. Pienso por ejemplo en la palabra ignoto, que existe en ambas lenguas pero que en español ya casi no se utiliza. ¿Es esta una razón válida para buscar otro término? No lo creo. Creo que quien ama la literatura tiene el deber de conocer la mayor cantidad de palabras posible y para ello debe desempolvar aquellas que no están incluidas en su repertorio lexical o que ha olvidado en su cotidianidad. Vivimos en una época en la que cada vez estamos menos expuestos a términos poco comunes: el diccionario de cada uno se va haciendo más pobre y es nuestro deber devolver a la lengua su riqueza de palabras y, por ende, de imágenes. Desde esta perspectiva, la traducción se convierte también en una herramienta pedagógica y de enseñanza. Para mí, traducir un poema es en esencia mantener el significado profundo del texto; más que su sonido y ritmo, prefiero una traducción