doctrinales que confundían a los encausados. A tal punto que conocí madres que tenían hijos detenidos y señalaban que su hijo no conocía a “Cesare Lombroso” o al “Cesare Beccaria”. El énfasis dado a la educación continua incluso llevó a realizar capacitaciones en la Regional de San Miguelito en conjunto con el Órgano Judicial, para lograr una mayor y mejor coordinación en temas especializados, como la Violencia Juvenil. Fue muy destacada la cooperación del presidente de la Corte Suprema de Justicia, el magistrado César Pereira Burgos, quien bajo el auspicio de la Embajada de Taiwán brindó su apoyo a la realización en julio de 2004 al destacado seminario “Reflexiones sobre la Violencia Juvenil”. Por el contrario, el nuevo modelo enseñó cómo usar el pensamiento crítico, lógico y a ordenar el pensamiento que llevara a los jefes de los despachos de instrucción a conclusiones teóricas y prácticas que pudieran ser comprobadas, en su pretensión de la búsqueda de la verdad. Igualmente, se buscó que los funcionarios hicieran uso eficiente de los medios de prueba practicados ante el Juez. Todo lo anterior, siempre respetando el debido proceso y las garantías individuales constitucionalmente establecidas. A diferencia de David, el ambiente fue muy positivo en la Unidad Regional de San Miguelito donde se implementó el nuevo modelo sin mayores dificultades. La líder de la gestión en el área fue la Fiscal Primera de Circuito, Rosa Elvira de Contreras, quien administraba la unidad y presidía el Comité de Fiscales. 2.2.3. Otras edificaciones claves Además de los dos edificios de las Unidades Regionales de Chiriquí y de San Miguelito, se remodeló el edificio adyacente a las oficinas de la PTJ en Ancón que como hemos mencionado en líneas precedentes albergó tres centros de gran relevancia en el proceso penal: El Centro de Asistencia a
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