GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO: REFERENTES PRÁCTICOS Y METODOLÓGICOS EN LA FUNDACIÓN PROMIGAS
2.2.4. Evaluaciones Las concepciones son claves en el desarrollo de los proyectos y, más aún, en el proceso evaluativo de las organizaciones empresariales. Como formas particulares de mirar, concebir, comprender y explicar la realidad social, aquellas conducen y expresan una forma natural de relación con la comunidad, que viene dada por el interrogante ¿la comunidad es sujeto u objeto de la praxis? En este sentido, los discursos institucionales sobre lo social y sus apuestas metodológicas vienen mediados por esa postura frente al desarrollo y el ser humano que, finalmente, va hilvanando la manera como se trabaja con los involucrados. “Toda forma de intervención social se apoya en referentes metodológicos y tiene una intencionalidad que viene dada por el marco ideológico, político o filosófico de quien la realiza” (Ander-Egg, 2000). Las prácticas, las concepciones y, en particular, los paradigmas de intervención tienen una influencia considerable al momento de tomar decisiones sobre los modelos, métodos y técnicas de evaluación. Las necesidades de información, los intereses y las motivaciones, tanto de la organización como de los actores involucrados, influyen en la profundidad de su contenido y alcance para configurar el modelo de evaluación. En términos generales, se pueden apreciar dos tendencias en cuanto a modelos de evaluación: los de corte analítico y los globales, también llamados emergentes. Los analíticos están relacionados con paradigmas epistemológicos “explicativos” y, a través de ellos, con posiciones realistas u objetivistas; por tanto, privilegian información cuantitativa. Por su parte, los globales se basan en paradigmas interpretativos o comprensivos, de tal modo que la tarea final de la evaluación consiste en establecer el significado de las acciones y actividades que se desarrollan dentro del programa. Su enfoque es holístico (Briones, 1996). No obstante estas tendencias, es fundamental que se privilegien elecciones que contribuyan a fortalecer el propósito de los proyectos y a incrementar su beneficio social. Un paradigma de elecciones en que se reconozca que diferentes métodos pueden ser apropiados para diferentes situaciones es un buen inicio para redimensionar el rol de quien evalúa. Respecto a las concepciones que orienta el modelo de evaluación en un proyecto de mejoramiento educativo, se puede identificar, en primer lugar, una concepción instrumental en la que la Fundación plantea que los cambios presentados en una comunidad obedecen al método de trabajo; aquí el propósito se centra en analizar su eficacia. En segundo lugar, una concepción mediacional, que la Fundación denomina de cambio asistido, en la que los acompañantes y la comunidad se reconocen como mediadores del proceso de cambio y, por tanto, 105