LA GESTIÓN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO: TEORÍA, PRÁCTICAS Y APRENDIZAJES
2.2.2. Intercambios Además de las comunidades de práctica, una estrategia que permite retroalimentar y validar los conocimientos consolidados en los ámbitos intraorganizacional e interorganizacional es la realización de intercambios. Estos implican la generación de procesos de interacción con otros actores, la creación de sinergias y el trabajo cooperativo para consolidar la generación y apropiación de saberes, metodologías y aprendizajes que, desde la resignificación situada, permitan el fortalecimiento de las acciones realizadas por los actores involucrados (Martín, 2016; Gutiérrez y Flores, 2011; Valencia, 2009). Los intercambios de conocimientos requieren capacidad de que los diálogos y acuerdos entre las partes coloquen como prioridad la construcción de nuevos saberes y conocimientos; una disposición a la construcción conjunta y la capacidad de reflexión. Docente universitario e investigador.
Los intercambios se han consolidado como una práctica enmarcada en las sociedades del conocimiento, donde los saberes y experiencias cobran valor en la medida en que se hacen públicos y contribuyen a la comprensión, explicación y abordaje de los distintos fenómenos que tienen lugar en la realidad actual. Así, se pretende la superación de la transmisión y construcción unidireccional de conocimientos, de tal suerte que sea posible la interacción de sujetos con inquietudes complementarias, desafíos similares y experiencias que retroalimentan el quehacer de los otros. Todo esto atendiendo a la idea de que “esta interacción puede ayudarlos a analizar y comprender mejor sus propias circunstancias, oportunidades y limitaciones” (Banco Mundial, 2012, p. 7). El intercambio de conocimientos se refiere a un proceso multidireccional entre pares que se asumen como actores involucrados en la identificación y análisis de referentes teóricos, metodológicos, histórico-contextuales y prácticos no vinculados linealmente (son interacciones multidireccionales, tanto secuenciales como simultáneas) y que apuntan a eliminar las brechas entre “proveedores y receptores de conocimiento”, para consolidarse como un espacio donde todos los participantes se asuman como “sujetos gestores de conocimiento” (Banco Mundial, 2012). Se habla, entonces, de una perspectiva global que, aunque promueve la contextualización de significados y saberes, contribuye a la construcción de conocimientos que respondan a las dinámicas estructuradas en el marco de un mundo globalizado. Esto debe ocurrir desde una perspectiva horizontal,
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