naval venezolana en el Caribe y frente a Colombia, no sólo cuantitativamente frente a buques de sus mismas características, como la Clase “Halland” de Colombia, sino también a nivel cualitativo frente a tipos de buques inferiores en poder de fuego y capacidades. La tercera, Venezuela y Colombia desarrollaron una “Carrera Naval”, o más específicamente una “Carrera de Destructores” desde los años 30, cuando Colombia adquirió la Clase “Vouga” y Venezuela buscó también adquirir buques de ese tipo; hasta que con la llegada de la Clase “Nueva Esparta” y la Clase “Clemente” pudo dar un gran salto adelante y superar ampliamente el poder naval colombiano, manteniéndolo durante la década de los 50 y 60, hasta que en los años 70 Colombia pudo alcanzar nuevamente a Venezuela, manteniendo nuestro país cierta superioridad, paridad, gracias a la llegada de la Clase “Allen M. Sumner”. En resumen, los destructores Clase “Nueva Esparta”, fueron la base del poder naval venezolano durante casi toda su vida operativa, constituyéndose en el pilar de la superioridad naval de Venezuela sobre Colombia por más de dos décadas al ser una eficaz y creíble arma de disuasión.
2) Diplomacia naval y presencia de la República en su espacio marítimo Tal como definimos “Diplomacia Naval” anteriormente215, podríamos agregar otras definiciones que nos resultarían útiles para esta parte. Tenemos que para el almirante Castex, una armada es un instrumento que tiene el Estado para dominar las comunicaciones marítimas, tanto en lo defensivo como en lo ofensivo. En lo primero para mantener los flujos de intercambio, y en lo segundo para cortar las comunicaciones enemigas216. Más allá de estas definiciones teóricas y abstractas, observamos que la diplomacia naval venezolana entre los años 50 y 70 se manifestó fundamentalmente a través de tres maneras: las visitas diplomáticas a países amigos en el marco de los Cruceros de 215
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Castex, Raúl. Teorías Estratégicas Tomos I al V , p. 93
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