2) Respuestas a las amenazas a la soberanía, integridad territorial y seguridad nacionales Hacia 1950 Venezuela como Estado presentaba un balance bastante negativo en lo referente a disputas territoriales y demarcación de fronteras. Venía perdiendo territorios ante Colombia de forma casi continua desde 1830 y también ante el Imperio Británico en la zona del río Esequibo. Solo en los casos de la Isla de Aves y la Isla de Patos, el Estado venezolano había salido ganando de la mesa de negociación. Sin embargo, no eran las islas del Caribe o la frontera oriental con la Guayana Inglesa las principales preocupaciones en materia de defensa que ocupaban la mente de los miembros de la Junta Militar de Gobierno. Dicho lugar lo ocupaba Colombia, pues para este grupo de oficiales, era imperativo que Venezuela fortaleciera su posición para evitar un nuevo retroceso territorial como el de 1941, al tiempo que se pudiera avanzar hacia la recuperación del territorio perdido.
“La preparación contra las pretensiones colombianas fueron consideraciones de primer orden. Se manejaba como hecho cumplido en el Estado Mayor General, la recuperación de territorios perdidos en La Guajira y en las inmediaciones del río de Oro: En la época de la Junta Militar no habíamos tenido tiempo de revisar el mapa ni nada de esas cosas, y entonces los colombianos comenzaron a hacer actos de soberanía, dando concesiones o negociando con la plataforma submarina en el Golfo a unas compañías internacionales, y otras para que explotaran el guano de Los Monjes. Los Monjes son en sí unos peñotes, significaban todo como posesión de la plataforma submarina que da entrada al golfo de Venezuela. Si usted ve la posición de Los Monjes, y ve la isla de Aruba, entonces esa otra entrada hubiera quedado en aguas territoriales colombianas, y en aguas de Aruba, que pertenecen a Holanda, lo que nos hubiera quedado como acceso al Golfo de Venezuela solamente la mitad de las aguas correspondientes a las existentes entre Aruba y la costa de Paraguaná, por eso nosotros nos auto hicimos un alto en la cuestión del Esequibo, y parar a los colombianos ahí, en Los Monjes. Los colombianos tenían mayores efectivos, mayores reservas entrenadas, mejores cuadros de oficiales y de sub-oficiales, nos aventajaban en fuerzas terrestres, pero bastante, la única cuestión que teníamos nosotros a nuestro favor era que estaban llegando los fusiles semi-automáticos belgas 63