T IERRA DE DO S MARES
Hace 18.000 años que los hombres dejaron aquí su huella. Cazadores y recolectores nómadas encontraron abrigo en una pequeña gruta y sobre sus paredes grabaron imágenes de caza y vida. Hombres, mujeres y animales recordados para siempre. Quizá enterraron la figura humana con los brazos en cruz que sostiene un arco iris sobre su cabeza, el Indalo. Tal vez un tributo a la fortuna de vivir aquí o una súplica a los dioses para no irse jamás. Estar siempre en un lugar privilegiado, dorado por el sol, el territorio con más horas de luz del continente. Para entonces, el mar se había retirado ya de la tierra y los volcanes habían guardado silencio, dormida en su interior la lava que construyó parte del territorio. Mar y desierto. Lagunas saladas, refugio de aves que migran. La huerta más fértil de Europa. Levante y Poniente fundidos sin fronteras. Sierras que descienden hasta el Mediterráneo y se bañan en el Mar de Alborán. Bosque mediterráneo. Arena y sal. Nieve. Acantilados agrestes. Fondos marinos cristalinos. Costa brillante de calas turquesas. Playas desiertas. Paraíso. Tierra que fue mar. Territorio de dos mares.
Cabo de Gata Es espacio protegido. Uno de los últimos reductos de costa virgen del Mediterráneo. Tierra, mar, arrecifes, volcanes, dunas, acantilados, fondos marinos... Refugio del flamenco rosado y la cigüeña, y del esparto, el palmito y el azufaifo. Sus playas desiertas, silvestres, preservadas por la naturaleza, y la transparencia de sus aguas, azul profundo que se vuelve turquesa en la orilla, lo convierten en uno de los lugares más fascinantes del litoral meridional. Salpicado de faros y torres vigía, contiene la historia de siglos de asaltos de piratas. Tiene 63 kilómetros de la costa mejor conservada del litoral mediterráneo, de extraordinario
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