Cómo se reactiva la industria
| ANUARIO 2020
En un 2020 signado por el COVID-19 y con la industria de la construcción prácticamente frenada, el sector comienza a reactivarse y se vislumbran nuevos caminos.
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Casi cerrando el año, el sector de la construcción duramente golpeado por la pandemia parece tener un respiro. Según informa a El Constructor Luciano Scatolini, Subsecretario de Política de Suelo y Urbanismo del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, “ya se está reactivando a partir de la decisión del Presidente de La Nación de relanzar Procrear y de inyectarle a la economía en estos tres meses más de 10.000 millones de pesos, dinero que ya está en la cuenta de los adjudicatarios del programa”. Esto genera un fuerte impacto en la construcción. En el caso del cemento, este relanzamiento implica un equivalente a 360.000 bolsas, en el caso de la pintura son 72.000 litros de pintura y más de 6 millones de ladrillos. Todo esto genera un círculo virtuoso. Familias que cuentan con recursos que los invierten en materiales para la construcción, en emplear a albañiles y pymes constructoras y en trabajar con gremios que mejoran la construcción de una vivienda. “Este relanzamiento generó más de 70.000 puestos de trabajo directo e indirecto. Tenemos dinero desembolsado de ganadores y dinero comprometido para este año y el próximo”, sostiene Scatolini. Se espera que el nuevo Ministro, Jorge Ferraresi, le otorgue su impronta que es multiplicar las acciones que ya se hicieron en cuanto a vivienda social, materia de programa Procrear y las líneas de trabajo propias del desarrollo territorial y el hábitat, que son acciones de generación de suelo, mejoramiento de barrios, equipamiento comunitario y refuncionalización de ciudades que puedan ser transformadas urbanísticamente para darles a sus habitantes mejor calidad de vida. “Estas primeras acciones que muestran resultados concretos el próximo año estarán multiplicadas”, aseguran desde el Ministerio. En diálogo con APYMECO (Asociación Pymes de la Construcción de la Provincia de Buenos Aires) comentan que, vinculados a la zona del AMBA, atravesaron una
situación compleja: ocho meses de paralización de las tareas que implicaron una situación grave desde lo económico, con algunas empresas en situaciones irreversibles. Pero sobre todo, generó un desequilibrio total de la actividad al producirse mucha anarquía y trabajo no registrado porque las obras multifamiliares -dirigidas por pymes- no estaban habilitadas. Generó que la gente, por la necesidad de trabajo, fuera tomando refacciones individuales en viviendas unifamiliares en condiciones de no registración. “Estábamos con unas 30 mil personas en condición de inactividad por la falta de administración de obras”, informa Fernando Magno, Presidente de APYMECO. Y en la mano de obra registrada, de los 450 mil anuales registrados, la UOCRA a nivel nacional estaba alrededor de 170 mil. Sin embargo, Magno asegura que el empresario es, por definición, un emprendedor resiliente, siempre preparado para afrontar la coyuntura y salir de las peores situaciones. Hubo, por supuesto, algunas empresas que no alcanzaron a sobrevivir esta etapa, pero las demás lograron avanzar y miran con expectativas el próximo tiempo. Aún así, confirman que desde la práctica ese arranque todavía no acontece. Todo depende de la macroeconomía. “Los planes son interesantes y muy bienvenidos, pero hasta tanto no se encuentre la demanda formal, son situaciones endebles en el tiempo”, afirman desde APYMECO. Desde la Confederación de Pymes Constructoras de Argentina comentan que, aunque la coyuntura es gravísima, tienen la obligación de encontrar herramientas que garanticen el trabajo de las pymes constructoras. Referentes del sector reconocen que es la peor crisis de la historia de las pymes de la construcción en el país. Atilio Calzetta, Vicepresidente de la Confederación de Pymes Constructoras de Argentina explica que la cuasi inexistencia de licitaciones en los últimos años; la pérdida de más de 150.000 puestos a nivel nacional; la inexistencia de líneas de créditos por parte del sistema financiero; el progresivo deterioro de capital de trabajo forzado por la venta de bienes y maquinarias para afrontar gastos corrientes como sueldos; la inflación; el agobio fiscal, la imposibilidad de despidos sin trabajo que generen
ingresos; las deudas adquiridas; los pagos fuera de término con redeterminaciones que no reflejan la realidad y la inexistencia de horizontes, hacen del presente un momento de extrema gravedad para el sector. Al momento del inicio de la cuarentena la industria de la construcción ya estaba por debajo del 20% de su capacidad de producción con la consiguiente pérdida de fuentes laborales. Parece que hay un respiro y todo comienza a reactivarse. La UOCRA trabajó junto con el Ministerio de Trabajo en un protocolo para los empleados de la construcción que fue validado por las autoridades sanitarias nacionales. Además se trabaja en coordinación con los lugares donde existen obras vinculadas a temas de viviendas, porque la pandemia va teniendo distintas exigencias y cuidados de acuerdo a cómo circula el virus. “Tenemos equipos de seguridad e higiene que trabajan en cada uno de los proyectos urbanísticos y vamos ajustando los protocolos de acuerdo a las necesidades sanitarias del lugar”, aclara Scatolini. El Estado entregó ATPs que permitieron mitigar los efectos del desempleo generado por la parálisis del sector. Los empre-
sarios que tuvieron personal contratado recibieron ayuda del Estado y también, quienes en forma directa percibieron el IFE. El privado también volvió con mucho rigor y ahora se empieza a modificar la curva. “Hoy se está haciendo difícil conseguir albañiles, pintores y plomeros porque el sector está funcionando de forma plena”, explica el mandatario. También resaltan desde Desarrollo Territorial y Hábitat que la pandemia los llevó a pensar que la forma de habitar muchos de los territorios es inequitativa, injusta y desigual, y que era necesario mejorar las condiciones de habitabilidad de las viviendas para ampliarlas, refaccionarlas y mejorarlas. Todo eso impacta en la economía vinculada al sector. Mientras tanto, las pymes se organizan a través de instituciones como APYMECO, pero también hay otras locales con quienes trabajan de forma conjunta por problemas recurrentes con las administraciones municipales, provinciales, la falta de crédito y la complejidad de relaciones con la UOCRA, al menos temporalmente. “Siempre tuvimos diálogo con CAMARCO donde hacemos el seguimiento con el sector y con la UOCRA evaluando estas situaciones extraordinarias para to-